Estas fiestas se acompañan de cantos y plegarias, bailes y música. El santo recibe los homenajes de sus devotos con cuatros, tambores y maracas, que entonan la música que componen las diferentes suertes del tamunangue y el golpe curarigueño, forma danzaría-musical que se cultiva en las poblaciones antes mencionadas, apreciándose en cada lugar variantes y el sentir impuesto por las tradiciones locales.
Este baile consta de 8 sones distintos: La Batalla, la bella, la juruminga, el yiyivamos, el poco a poco, la perendenga, el galerón y el 6x8 ofigurao.
¿Cómo y cuándo se originó esta música?
Es muy difícil precisarlo, pues tiene que haber sido algo que se fue acumulando a través de generaciones y que se fue sustentando de los numerosos elementos del mestizaje.
El Tamunangue o “son de negros” y el golpe curarigueño revelan la huella afro-venezolana en algunos vocablos del coro, y mediante la presencia del tambor cilíndrico. Los sones de negro contienen también elementos culturales de raíz hispánica que se aprecian en la variedad de instrumentos de cuerda, como el cuatro requinto, cuatros convencionales, medio 5 y 5, y elementos de la cultura indígena, como las maracas, que reafirman la condición mestiza de esta creación de la tradición popular.
Para reforzar este planteamiento, traigo a colación a la investigadora Isabel Arets y su visita a Curarigua el siglo pasado. Isabel nació en Buenos Aires, Argentina, el 14 de abril de 1909, y fue una compositora, investigadora, escritora y etnomusicóloga que se formó académicamente en el conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico en Argentina, donde estudio composición, piano y pedagogía musical.
Recibió su formación en piano con Rafael González y armonía, contrapunto y composición musical con Athos Palma en 1931. Era ya profesora superior de piano, egresada de la mencionada institución y en 1933, profesora superior de composición en la misma casa de estudios.
Se viene a Venezuela, invitada por Juan Liscano para organizar la sección de música del servicio de investigaciones folclóricas de reciente creación. Se nacionaliza venezolana y en 1947 contraematrimonio con el musico y escritor tachirense Luis Felipe Ramon y Rivera a quien conoció cuando este se encontraba en Argentina ampliando su formación académica.
Aretz viaja a diversas regiones de Venezuela ampliando sus estudios del folklore americano, visita a CUrarigua un 13 de junio de los años 50 y nos relata al respecto lo siguiente:
“De nuestros viajes de investigación folclórica hay pueblos y hay fiestas que nunca se podrán borrar de nuestro recuerdo. Son pueblos inéditos, a los que no llego el turismo ni la prensa, donde no hay hoteles y donde no se llega por modernas carreteras. Curarigua era uno de esos pueblos.
Cuando llegamos hace 12 años, después de avanzar dificultosamente con un jeep sorteando las piedras del lecho seco del rio enmarcado por altos farallones”.
Es de hacer notar que Aretz estaba hablando del pueblo de Curarigua de hace mas de 60 años atrás y su propósito era asistir a la fiesta de SAN ANTONIO, para ver y filmar el baile del Tamunangue y para escuchar y grabar el “son de negros” como le llaman a su música y a lo que conocemos por golpe curarigueño.
El primer cuentista, cronista o informante que consigue es Manuel Guedez, que para la época contaría con unos 77 años de edad, hombre vivaz que le gustaba recordar lo vivido, todo dicho en prosa pintoresca y bordadas con coplas sacadas de su memoria.
Según Guedez, “este pueblito ha dado muchos hombres buenos. La raza y el interés de los padres. Curarigua es como el ovejo, donde nos arrean, vamos todos”. Y mas adelante afirmaba que “la capilla de San Antonio fue la primera iglesia que levantaron en el pueblo y que los principales horcones están hechos con arboles nacidos, no cortados, deben tener más de 100 años.
El Pbro. Rafael Antonio Gutiérrez, nativo de Curarigua, tuvo el honor de culminar ese templo parroquial del que hacía mención Guedez, al cual se le dio el nombre de Santo Domingo de Guzmán, y que cuya construcción se había iniciado en 1865. Esta conformada de tres naves, separadas por dos ordenes d columnas, paredes de barro pisado y techo de tejas de 45 x 26 más.
En efecto fue bendecido solemnemente en las fiestas patronales el 3 de agosto de 1895 y el 4 de agosto, el presbítero citado, oficio la primera misa. Estas fiestas duraron 9 días y el cura Rafael Antonio Gutiérrez se dio el lijo de que en cada día predicase un sacerdote venido expresamente de otra población.
El pueblo de Curarigua ha tenido muy buenos escultores y pintores, las imágenes que se guardan en las diferentes casas en su mayoría han sido obra de estos artistas populares.
La imagen del San Antonio pequeño tallado en madera, es obra del artista curarigueño Rafael Domingo Camacaro. El santo grande lo trajeron de Carora, lo regalo Jose María Escalona. Otro artista curarigueño, Rafael Domingo Sosa, de las nuevas generaciones ha tallado numerosas imágenes de San Antonio. El mes de junioestá consagrado a San Antonio, por esta razón hay repiques desde el primero del mes.
El “rompimiento” se hace por la mañana a las cuatro, a las 12 hay repiques y tiros, después de la misa se reparte el pan de San Antonio y una vez que han repartido el pan, dan la vuelta a la iglesia con San Antonio y lo depositan en la puerta. Los negros inician entonces su danza. El “son” comprende “siete golpes” o piezas. La batalla antes de empezar, sigue la bella, el yiyevamos, la juruminga, el poco a poco, la guabina, y el seis corrido. El galerón no es obligatorio, si lo piden se baila.
La fiesta de San Antonio debe ir precedida de un velorio, ese día la gente sale al campo a buscar flores, barren la casa, preparan la comida y levantan el altar. Para ello colocan una mesa cubierta por una sabana blanca, ponen otra sabana en la pared. Forman arcos de rama, semejando un nicho, para lo cual traen caña brava y matas de cambur. En el centro de la mesa se coloca a San Antonio y luego colocan otros santos en las orillas. De cada lugar viene “un bando de cantores” con sus instrumentos: cuatros, una guitarra grande-quinto- un pandero y un tambor pequeño y la percusión inconfundible del cumaco que golpea el tocador sentado a caballo sobre el instrumento.
Para comenzar, ejecutan un pasacalle con los instrumentos, sin canto, después cantan la salve mayor, en la que intervienen todos los cantores, una vez cantado se ofrece un Padre Nuestro rezado y un Ave María. A las 12 de la noche sacan el “Rosario cantado” hacia un sitio determinado, por ejemplo, de una finca a la cruz del camino, al terminar se canta la salve a la Cruz.
El día de fiesta a San Antonio, se establecen ventas en la plaza, a las que llaman bazar. Hay ventas de comestible, guarapos y dulces. Se venden palos de vera bien bordados, sombreros. Hay juegos de bolito y un fotógrafo para tomar imágenes para el recuerdo. Otro personaje de importancia entrevistado por la recordada historiadora Isabel Aretz fue Rafael Torres quien le dojo haber bailado en honor a San Antonio desde que era un muchacho.
Prof. Emerson Corobo Rojas.-
Cuando llegamos hace 12 años, después de avanzar dificultosamente con un jeep sorteando las piedras del lecho seco del rio enmarcado por altos farallones”.
Es de hacer notar que Aretz estaba hablando del pueblo de Curarigua de hace mas de 60 años atrás y su propósito era asistir a la fiesta de SAN ANTONIO, para ver y filmar el baile del Tamunangue y para escuchar y grabar el “son de negros” como le llaman a su música y a lo que conocemos por golpe curarigueño.
El primer cuentista, cronista o informante que consigue es Manuel Guedez, que para la época contaría con unos 77 años de edad, hombre vivaz que le gustaba recordar lo vivido, todo dicho en prosa pintoresca y bordadas con coplas sacadas de su memoria.
Según Guedez, “este pueblito ha dado muchos hombres buenos. La raza y el interés de los padres. Curarigua es como el ovejo, donde nos arrean, vamos todos”. Y mas adelante afirmaba que “la capilla de San Antonio fue la primera iglesia que levantaron en el pueblo y que los principales horcones están hechos con arboles nacidos, no cortados, deben tener más de 100 años.
El Pbro. Rafael Antonio Gutiérrez, nativo de Curarigua, tuvo el honor de culminar ese templo parroquial del que hacía mención Guedez, al cual se le dio el nombre de Santo Domingo de Guzmán, y que cuya construcción se había iniciado en 1865. Esta conformada de tres naves, separadas por dos ordenes d columnas, paredes de barro pisado y techo de tejas de 45 x 26 más.
En efecto fue bendecido solemnemente en las fiestas patronales el 3 de agosto de 1895 y el 4 de agosto, el presbítero citado, oficio la primera misa. Estas fiestas duraron 9 días y el cura Rafael Antonio Gutiérrez se dio el lijo de que en cada día predicase un sacerdote venido expresamente de otra población.
El pueblo de Curarigua ha tenido muy buenos escultores y pintores, las imágenes que se guardan en las diferentes casas en su mayoría han sido obra de estos artistas populares.
La imagen del San Antonio pequeño tallado en madera, es obra del artista curarigueño Rafael Domingo Camacaro. El santo grande lo trajeron de Carora, lo regalo Jose María Escalona. Otro artista curarigueño, Rafael Domingo Sosa, de las nuevas generaciones ha tallado numerosas imágenes de San Antonio. El mes de junioestá consagrado a San Antonio, por esta razón hay repiques desde el primero del mes.
El “rompimiento” se hace por la mañana a las cuatro, a las 12 hay repiques y tiros, después de la misa se reparte el pan de San Antonio y una vez que han repartido el pan, dan la vuelta a la iglesia con San Antonio y lo depositan en la puerta. Los negros inician entonces su danza. El “son” comprende “siete golpes” o piezas. La batalla antes de empezar, sigue la bella, el yiyevamos, la juruminga, el poco a poco, la guabina, y el seis corrido. El galerón no es obligatorio, si lo piden se baila.
La fiesta de San Antonio debe ir precedida de un velorio, ese día la gente sale al campo a buscar flores, barren la casa, preparan la comida y levantan el altar. Para ello colocan una mesa cubierta por una sabana blanca, ponen otra sabana en la pared. Forman arcos de rama, semejando un nicho, para lo cual traen caña brava y matas de cambur. En el centro de la mesa se coloca a San Antonio y luego colocan otros santos en las orillas. De cada lugar viene “un bando de cantores” con sus instrumentos: cuatros, una guitarra grande-quinto- un pandero y un tambor pequeño y la percusión inconfundible del cumaco que golpea el tocador sentado a caballo sobre el instrumento.
Para comenzar, ejecutan un pasacalle con los instrumentos, sin canto, después cantan la salve mayor, en la que intervienen todos los cantores, una vez cantado se ofrece un Padre Nuestro rezado y un Ave María. A las 12 de la noche sacan el “Rosario cantado” hacia un sitio determinado, por ejemplo, de una finca a la cruz del camino, al terminar se canta la salve a la Cruz.
El día de fiesta a San Antonio, se establecen ventas en la plaza, a las que llaman bazar. Hay ventas de comestible, guarapos y dulces. Se venden palos de vera bien bordados, sombreros. Hay juegos de bolito y un fotógrafo para tomar imágenes para el recuerdo. Otro personaje de importancia entrevistado por la recordada historiadora Isabel Aretz fue Rafael Torres quien le dojo haber bailado en honor a San Antonio desde que era un muchacho.
Prof. Emerson Corobo Rojas.-
Fotos: Edward Corobo
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