Crónica de un país sumido en la hambruna
La prolongada crisis económica y social que traviesa Venezuela y el poco poder adquisitivo de las cosas ha desencadeno una serie de problemas en la sociedad, golpeando de manera directa a los niños y familias vulnerables, es por ello que cada día aumenta el número de niños que salen a las calles a pedir comida.
Carora no escapa de esa realidad y cada día se hace más común ver en los sectores, urbanizaciones, barrios y restaurantes, a niños pidiendo alimentos para poder comer. Esta situación preocupa a profesionales de la psicología, ya que los menores no sólo son sometidos a ir de puerta en puerta a pedir alimentos, sino que los padres los echan a la calle y les exigen un número específico de rubros, mayormente les piden que deben llevarlos crudos por lo que no reciben alimentos preparados y de no ser así son maltratados física y verbalmente.
Eso ha ocasionado que la deserción escolar se haya elevado considerablemente, se conoció que hay instituciones educativas en la localidad donde casi el 50% de la comunidad estudiantil abandonó sus estudios por no tener que comer ni que llevar a la escuela.
Asi pues cada día son más los niños en situación de calle en edades comprendidas de 4 a 10 años, situación que genera además problemas intrafamiliares, ya que es donde inician los primeros pasos en las drogas, prostitución a cambio de comida y delincuencia.
Muchos de esos niños no tienen hora de llegada a sus hogares, se ha podido evidenciar en los establecimientos de comida rápida de la ciudad como a las puertas de los restaurantes los niños piden comida y a otro extremo de la calle son esperados por sus padres, quienes además reciben de lo que los niños piden.
En Venezuela actualmente no existe una regulación en cuanto a este tema, si bien es cierto, los derechos del niño son enfáticos en que “todo niño tiene derecho a la protección contra el trabajo infantil y contra la explotación económica en general” sin embargo, la situación ha llevado a los padres a efectuar la acción no justificada de lanzar a los menores a la calle.
Es necesario mencionar que el no tener las posibilidades de tener las tres comidas al día ha venido formando a “niños que alimentan a sus familias” el hambre que asecha a la población caroreña más vulnerable que dejan de vivir una infancia tranquila por tomar responsabilidades que no les competen.
Yanitza Martínez.-
Foto: Referencia
La prolongada crisis económica y social que traviesa Venezuela y el poco poder adquisitivo de las cosas ha desencadeno una serie de problemas en la sociedad, golpeando de manera directa a los niños y familias vulnerables, es por ello que cada día aumenta el número de niños que salen a las calles a pedir comida.
Carora no escapa de esa realidad y cada día se hace más común ver en los sectores, urbanizaciones, barrios y restaurantes, a niños pidiendo alimentos para poder comer. Esta situación preocupa a profesionales de la psicología, ya que los menores no sólo son sometidos a ir de puerta en puerta a pedir alimentos, sino que los padres los echan a la calle y les exigen un número específico de rubros, mayormente les piden que deben llevarlos crudos por lo que no reciben alimentos preparados y de no ser así son maltratados física y verbalmente.
Eso ha ocasionado que la deserción escolar se haya elevado considerablemente, se conoció que hay instituciones educativas en la localidad donde casi el 50% de la comunidad estudiantil abandonó sus estudios por no tener que comer ni que llevar a la escuela.
Asi pues cada día son más los niños en situación de calle en edades comprendidas de 4 a 10 años, situación que genera además problemas intrafamiliares, ya que es donde inician los primeros pasos en las drogas, prostitución a cambio de comida y delincuencia.
Muchos de esos niños no tienen hora de llegada a sus hogares, se ha podido evidenciar en los establecimientos de comida rápida de la ciudad como a las puertas de los restaurantes los niños piden comida y a otro extremo de la calle son esperados por sus padres, quienes además reciben de lo que los niños piden.
En Venezuela actualmente no existe una regulación en cuanto a este tema, si bien es cierto, los derechos del niño son enfáticos en que “todo niño tiene derecho a la protección contra el trabajo infantil y contra la explotación económica en general” sin embargo, la situación ha llevado a los padres a efectuar la acción no justificada de lanzar a los menores a la calle.
Es necesario mencionar que el no tener las posibilidades de tener las tres comidas al día ha venido formando a “niños que alimentan a sus familias” el hambre que asecha a la población caroreña más vulnerable que dejan de vivir una infancia tranquila por tomar responsabilidades que no les competen.
Yanitza Martínez.-
Foto: Referencia
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