DIÓCESIS DE CARORA
ADMINISTRADOR APOSTÓLICO
COMUNICADO
Al amado Pueblo santo de Dios Torres y Urdaneta, que peregrina en la Diócesis de Carora. La gracia y la paz estén con todos ustedes.
Ya es oficial la presencia de casos de COVID-19 (Coronavirus) en Venezuela. Se trata de una gripe menos grave que las que han aparecido anteriormente en el mundo y en Venezuela. Su peligrosidad estriba en la virulencia de su propagación. Se expande efectivamente con gran rapidez y el número de afectados puede ser de tal magnitud que provoque el colapso de las infraestructuras sanitarias de los países donde llega.
Hasta la fecha no existe ninguna vacuna ni ningún tratamiento específico para detenerlo. Entrar en pánico no favorece ni su combate ni su cura. Nos toca por un lado confiar en Dios y por otro, usar todas las medidas preventivas a nuestro alcance, para evitar el contagio, conscientes de que la infraestructura sanitaria de nuestro país no cuenta con suficientes insumos, equipos y personal calificado para hacerle frente.
Ante esta emergencia, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana emitió ayer un comunicado con disposiciones concretas, recomendaciones y pautas de comportamiento que asumo totalmente y exhorto a aplicar en nuestra diócesis. Acojamos también las medidas provenientes de las autoridades sanitarias nacionales, así como las que provengan del ejecutivo regional y de las autoridades municipales. Dejemos de lado las diatribas políticas, busquemos por encima de todo el bien común y unámonos para asegurar la mayor protección de nuestros hermanos, particularmente de los más vulnerables.
Además de todas estas medidas y previsiones, como padre y pastor de todos ustedes, quiero compartir, hermanos con-diocesanos, algunas disposiciones concretas tomando en cuenta nuestra realidad local.
En primer lugar, atengámonos con firmeza a la palabra de Jesús que nos dice: “No se inquieten. Crean en Dios y crean en mí. La paz les dejo, les doy mi paz. No se inquieten ni se acobarden” (Jn 14, 1.27). La calma y la cordura nos ayudarán a hacer frente con mayor eficacia a esta pandemia. Estemos muy atentos a filtrar bien las informaciones que circulan por las redes, no difundir los fake-news ni noticias alarmistas. Propaguemos solo aquellas que nos ayuden de veras a enfrentar esta pandemia con fe, determinación y esperanza.
A mis hermanos sacerdotes les pido en particular: que den lectura en las misas de mañana del Comunicado de la Presidencia de la CEV y de este mensaje, invitando a la feligresía a acatarlas y ponerlas en práctica.
Ateniéndonos a lo dispuesto por los organismos oficiales con relación a las grandes congregaciones, corroborado por el documento de la CEV, se suspenden, hasta nuevo aviso las catequesis parroquiales, los talleres formativos, las convivencias, retiros espirituales y los actos penitenciales previstos en las diversas zonas pastorales. Por consiguiente, se suspende también la convocatoria abierta del próximo 19 de marzo para la ordenación diaconal de los tres acólitos. La ordenación se llevará a cabo a puerta cerrada en el día, lugar y hora fijada.
En nuestros actos de culto y las eucaristías se ha de evitar todo tipo de contacto físico como por ejemplo el saludo de la paz tal como estamos acostumbrados a hacerlo; el tomarnos de las manos durante el Padre nuestro. No tocar las imágenes sagradas, así como evitar pasar las manos por cualquier superficie.
La Sagrada Comunión se distribuirá preferiblemente en la mano con la debida catequesis, destacando que se ha de comulgar en el mismo lugar de su recepción y que no está permitido llevársela al asiento.
Los sacerdotes hemos de confesar y atender a los enfermos en sus casas, confesarlos y llevarles la comunión y el consuelo de la Palabra de Dios y la oración, tomando todas las precauciones necesarias. No podemos privar a nuestros fieles de la fortaleza de Cristo Jesús en el momento en que más lo necesitan.
Si nos tenemos que quedar en nuestra casa, démosle un lugar especial a la oración intensa desde los núcleos familiares, confiando nuestras vidas a la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de san José, y recordando el santo tiempo litúrgico que vivimos, en el cual debemos redescubrir la oración como un acto de profunda solidaridad fraterna. En nuestras intenciones oremos por los científicos que trabajan arduamente en la búsqueda de la vacuna, por la protección del personal sanitario que atiende a los enfermos, por todos los hospitalizados para que reciban la atención adecuada.
Aquellas personas que presenten síntomas de gripe o resfriado, o que son mayormente susceptibles de verse contaminados, sea por ancianidad o por otra enfermedad, por favor, manténganse en sus casas, a no ser que, por presentar síntomas vinculantes al virus, deban salir inmediatamente a un centro asistencial. No se exponga ni exponga a sus hermanos.
Los sacerdotes que presenten síntomas de gripe o resfriado, absténganse de la celebración de la Eucaristía con presencia de fieles y más aún de visitar a los enfermos y confesar. Lo mismo para los ministros extraordinarios de la Comunión, sí presentan síntomas de los ya señalados, comuníquenlo oportunamente, absténganse de la distribución de la Comunión y no expongan a los fieles.
Tanto para unos y para otros, y para todos en general la regla de oro evitar aglomeraciones, lavarse bien las manos, evitar tocarse la cara ya que el virus se trasmite por las mucosas, mantenerse bien hidratados y fortalecer su sistema inmunológico. Por encima de todo, busquemos a Dios, confiemos en su gran misericordia y seamos generosos y caritativos con nuestros hermanos.
Suplicamos, una vez más, sea leído este comunicado en las celebraciones Eucarísticas de este Tercer Domingo de Cuaresma. Conforme vayan pasando los días, y evolucione la situación, iremos dando las oportunas orientaciones.
Que Santa María, a quien invocamos como Ntra. Sra. Del Rosario de Chiquinquirá de Aregue, Madre de misericordia, nos proteja con su amor y nos asegure con su intercesión.
En Carora, a los catorce días del mes de marzo del año del Señor 2020.
Ubaldo Ramón Santana Sequera FMI
Administrador Apostólico “sede plena” de Carora
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