La pandemia del Covid-19 obliga a que cada niño lleve su ración a su casa. |
Como consecuencia de la aplicación de políticas poco efectivas, la pobreza se ha ido acentuando, y ante la insuficiencia del Estado para paliar el fenómeno, se han creado mecanismos para atender la población afectada para superar la situación. En este marco la iniciativa de la Sociedad Civil ha sido una respuesta que hoy subsiste como parte de las estrategias llevadas a cabo en comunidades y parroquias foráneas.
Con la Cinta Muah monitorean meticulosamente la evolución de niños en desnutrición. |
El programa mitiga la crisis de seguridad alimentaria que ensombrece al municipio Torres. Se trata de comedores destinados a proporcionar un almuerzo de lunes a viernes a niños, niñas y adolescentes; y en muchos casos a ancianos en riesgo de inseguridad alimentaria.
La loable labor ha sido tan exitosa y significativa, que quisimos constatar in situ para ser testigos del trabajo que el programa realiza.
Comedor del Cerro de La Cruz
Con la instalación del comedor en uno de los sectores más populares de la ciudad de Carora, como lo es el Cerro de La Cruz, llegó con ello la esperanza a uno de los barrios más desasistidos y la decisión por mantener viva una idea y proyecto con el que se construyen las bases para un nuevo país.
Allí atienden 82 niños y 44 en estado de desnutrición. Trabajan ad honorem Yuleidys Barco, Maritza de Carrasco y Héctor Oviedo quienes sacrifican parte de su tiempo o dejan de atender prioridades personales para estar al frente del programa.
"En la actualidad estamos cocinando con cocinas a leña por la crisis del gas. Son muchos los sacrificios que tenemos que sortear como el del agua, cuyo servicio no nos llega por tubería, y además se nos niega de manera descarada la distribución que coordina el consejo comunal de la zona”, dicen los coordinadores, quienes agregan que por si fuera poco el problema, se le agrega el de los cortes de electricidad, “que muchas veces limitan nuestra capacidad de mantener alimentos almacenados". Cuentan, sin embargo, que son problemas que generan movilización de gran parte de la comunidad en defensa de la iniciativa.
Al final ese parece ser el aprendizaje, que si bien los retos y obstáculos son enormes, en ocasiones igual de grande parece ser la disposición y el deseo de hombres y mujeres que están trabajando en los comedores y el equipo debe sobreponerse. “Ante esta realidad tan difícil, queremos ser un rayito de esperanza que demuestra que en Carora y nuestro país podemos lograr un cambio si nos articulamos desde lo más local y lo más inmediato, y que eso pueda aplicarse a acciones más grandes", dijo Barco.
Funcionan en un local de la iglesia evangélica con espacio suficiente para dictar cursos y charlas sobre comportamiento ciudadano, artes y oficios.
Las comunidades solicitan la incorporación de niños al programa. |
La esperanza se extiende a El Yabal
El Yabal es un pequeño sector ubicado en las adyacencias del centenario barrio Torrellas, situado al oeste caroreño. En la casa de Ingrid Pérez se benefician 45 niños, mientras el plan de nutrición es coordinado por Alexis Pérez.
“Como todo los comedores del programa, aquí por el tema que implica la pandemia del Covid-19, cada niño viene y se lleva su ración a su casa”, explica Ingrid, subrayando que cuando corresponde en el menú sopa, “es menester la presencia de un representante a quien le entregamos el almuerzo”.
Llevan además un registro de peso y talla de cada niño en estado de desnutrición, junto a la evolución de su condición, proporcionándoles Mana Rusf, un suplemento nutritivo listo para el uso. “Esto sólo está reservado para los niños desnutridos”, indicaron detalladamente mencionando que con una galga denominada Cinta Muah, monitorean meticulosamente su evolución hasta llevarlo a una talla que armonice con su peso y tamaño.
La sonrisa de los niños en señal de agradecimiento a Alimenta La Solidaridad. |
En Ezequiel Zamora también se benefician
En el sector Ezequiel Zamora, al sur de Carora, también existe un comedor de Alimenta la Solidaridad coordinado por Norkys Rodríguez. Se atienden 60 niños siguiendo la normativa de los comedores antes descritos.
Se trata de una labor que se ha venido dando a conocer por lo que otras comunidades solicitan la inclusión de más niños y la organización empezó a recibir apoyo, lo que permite el crecimiento y la expansión de la corporación a otras zonas.
En la capital de la parroquia Cecilio Zubillaga acaban de abrir otro establecimiento y en planes existe la posibilidad de extenderse a otras de carácter foráneo como Río Tocuyo, parroquia Camacaro.
Gestionar los comedores de Alimenta la Solidaridad es posible gracias al aporte solidario de quienes no están dispuestos a esperar a que el Gobierno atienda esta crisis que generó, sino que ellos mismos están dispuestos a ser parte de la solución.
El objetivo que sostiene todo el accionar del proyecto es que en Carora y todo el municipio Torres, ningún niño o anciano puedan morir de hambre.
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