En el nuevo poemario escrito por Leonardo Pereira Meléndez, percibo una gran confusión, es una crítica a la vida quieta, por ello es la poesía del autor, transgresora de las creencias cerradas y dogmaticas, se nota que ha llegado a esos momentos de delirium tremens, dónde todo justifica la existencia de una vida extraordinaria, fuera de lo normal, no de locura.
El afán transgresor y liberrimo de Leonardo, le permite escribir sin dejarse asfixiar del medio ambiente doloroso de la existencia y vivencias en un país, dónde el arte no es bien visto, por ello, utiliza cualquier medio para difundir sus inquietudes, por que la belleza y el amor no pueden encerrarse, lo que si debe encerrarse y enterrarse es la intolerancia.
El hijo de Mamá Goya, cuenta las enseñanzas que recibió, de odiar la mentira y la hipocresía, de inventar poniendo en desorden toda planificación, preparándolo a vivir y recordar el paraíso de su existencia, recordar a su Macondo, levantar su corazón sobre la naturaleza, sin dejar de mirar sus raíces incrustadas en la Atenas de Venezuela, a la que denominamos Carora.
El nuevo poemario de Leopermel, hace recordar que cuando se le causa daño al hombre, el causante o la causante santifica su nombre, por ello, siento miedo que mi capacidad analítica, peque de ordinaria y no logré entender el más allá de los Poemas de Leonardo, puedo no entender sus apreciaciones, mejor dicho sus visiones sobre el tiempo, la nada, las mujeres que ama, la sensualidad que expresa en poesía.
Escrito en primera persona, los poemas reflejan una angustia interna, que sin temor es expresada, desafiando la crítica centrada en el miedo y en el desdén, hipnotizado por sus gatas.
"Rasguña despacito lo que
queda de mí
acogeme en el averno
de tus ojos amarillos
gata mía.
Existe un nivel de complicidad picaresca entre el ingenio del poeta, quien usa un lenguaje enigmático, punzante, de amores ciertos o imaginados, que anuncian el profundo amor y la belleza que siente en sus recuerdos amorosos y eróticos, los aguijones lo hacen vivir, lo hacen sentir, erotismo sin lujurias, sin vulgaridad, solo es la existencia de de una perfecta fusión entre la palabra y la naturaleza con una gran estética.
El "Yo" subliminal es más creativo que el "Yo" consciente, por eso el autor vuela y llega hasta donde otros fracasan, haciendo poesía atrevida, pero no para el deleite lujurioso, si no como enseñanzas del valor Libertad que contradice a los idiotas formales.
Cada vez,
que cabalgata
sobre mí
el cosmo
detiene su curso.
Plasma el poeta, lo que otros consideran no se debe decir, un poeta con voz propia, que sabe el poder que tiene y el estruendo que produce cuando están bien elegidas las palabras y los decires.
Sus cantos al amor soñado, inmaculado, lejano, disfrutando de ese despecho sicológico, conmovido por el amor soñado, aún cuando no sea disfrutado, ese amor que se pierde en las neblinas de la mente, esa dulce añoranza que le es producida, logrando hasta llorar por los imposibles.
Los amores inalcanzables se convierten en atractivos, su María José, tiene las características del amor soñado, le denota una ceguera idealizada, viva ese amor fantasma.
Realmente el Poemario de Leonardo Pereira Meléndez Bajo el temblor de la lluvia doradas resplandecen como mar bravío mis sueños de opio debería llamarse "Hondas heridas al Yo de Leopermel" bien hecho, mejor ejecutado y ferozmente leído, mil felicitaciones.
Ramón Pérez Linarez.-
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