Tal día como hoy un 25 de julio de 1948, hace exactamente 73 años, muere en la ciudad de Carora, Cecilio Zubillaga Perera, el más universal de los intelectuales caroreños del siglo XX. Su nombre es ampliamente conocido en nuestro municipio, pero muchos desconocen su vida, su obra y su legado.
De Chío hay mucho sobre qué hablar; fue político, escritor, estuvo muy ligado al mundo de la cultura, y en Carora participó activamente en la creación de sociedades culturales e instituciones educativas; sin embargo, hoy, en el aniversario de su fallecimiento quiero referirme a un aspecto de su vida al que se dedicó con mucha pasión y entrega. Fue tan preciado para él, que por temor a que su obra se perdiera con el tiempo o con su muerte, que redactó una disposición testamentaria con las formalidades jurídicas y la hizo protocolizar en la Oficina de Registro Subalterno de Carora el día 20 de agosto de 1942, me refiero al Archivo Zubillaga.
Este archivo fue creado por Antonio María Zubillaga y organizado por Chío desde 1931. Si bien en sus inicios fue de carácter familiar por su contenido y origen, Chío aumentó su acervo y consideró que debía hacerse público para quienes tuvieran interés en la investigación histórica; pensó que su obra debía ser perfeccionada por quienes lo sucedieran. En el mismo reposa una importante cantidad de documentos tales como libros de libros de cofradías y capellanías, ventas y alquiler de esclavos, recibos, folletos, una muy importante colección de periódicos locales y nacionales, revistas, índices, cartas, fotografías, y manuscritos de Don Chío donde se recoge su pensamiento, por mencionar solo algunos.
En la mencionada disposición testamentaria Chío nombra una Junta, la cual se encargaría de conservar y fomentar su más preciado legado. Esta Junta la conformaban Félix M. Zubillaga, Agustín Zubillaga, Pablo Alvarez Yépez, Andrés Riera Zubillaga y Juan José Herrera. En el precitado documento, Chío dispone que a su muerte, sea la Junta integrada por miembros de la familia y un amigo allegado a ésta, los encargados de conservar y preservar el archivo. Ordena además que nunca fuera trasladado de Carora, y se mantuviera en la casona familiar.
En los años siguientes al fallecimiento de Chío Venezuela vivió una vida política muy agitada, de manera que los miembros de la Junta Conservadora del Archivo Zubillaga, prefirieron quizá, mantener prácticamente ocultos los documentos del archivo y así los siguientes custodios de la familia para evitar persecuciones y problemas, de manera que siguieron cuidándolo con mucho celo y reserva.
Al pasar los años, quedan como custodias, unas ancianas hermanas de Chío, quienes viendo que no podían continuar con esta enorme responsabilidad, traspasan el resguardo a un sobrino, el Dr. Cecilio Zubillaga, quien luego de varios años, delega en el año 2005, en el ingeniero Cruz Mario Zubillaga esta responsabilidad. En este año 2021, logra reunir a algunos descendientes de los miembros de la Junta nombrada por Chío y se proponen rescatar el concepto del Archivo Zubillaga que tuvo Chío y adaptarlo a las normas de la archivística moderna, y así dar cumplimiento a la voluntad de Cecilio Zubillaga Perera, 73 años después.
La realidad económica del país no es la mejor para un proyecto como este; para la preservación y conservación del archivo de acuerdo a las normas internacionales se requiere la sustitución del viejo mobiliario de madera, (baules y escaparates), por estantería metálica y de una sede adecuada que garantice el mejor resguardo de la documentación. Esta es una de las tareas que se ha propuesto ese grupo de descendientes de Chío y varios empresarios caroreños comprometidos con el rescate de nuestro patrimonio documental y la caroreñisidad. Si bien Chío partió hace 73 años, hoy su presencia está más vigente que nunca con el recate del Archivo que tanto amó. Vale la pena apoyar esta iniciativa, para los caroreños nada es imposible.
Por: Danny Eugenia Gómez Timaure.-
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