Cada año que comienza, viene cargado de buenos deseos. La realización de los mismos depende de varios factores y los agentes externos juegan un papel importante pero suelen ser las limitaciones personales o la falta de disciplina, los factores que impiden el logro de los objetivos.
Este año que comienza, será un año exigente en nuestra Venezuela. Se vislumbra un reacomodo en materia económica pero es necesario la colaboración del Gobierno para entenderse adecuadamente en cuanto a las necesidades que tiene el sector productivo nacional.
Urge un entendimiento en torno al tema económico, la reactivación de la Banca Nacional como soporte financiero del sector productivo, debe presentar herramientas para poder financiar todo lo que se ha destruido y poder potenciar el parque industrial que aún subsiste.
Nosotros como ciudadanos jugaremos un papel importante en el resurgir del país, debemos entender que el Estado ya no tiene para darnos, pero si puede legislar y colaborar para crear condiciones idóneas que nos permitan avanzar hacia el país activo que necesitamos.
Este año vuelve a tener la sombra del Coronavirus presente, la variante Omicron, por su alta contagiosidad pudiese ocasionar un cierre de fronteras y plantear otra cuarentena mundial. Esperemos que por su baja letalidad, no tengamos que pasar de nuevo por esta triste experiencia de estar encerrados.
Tengo esperanzas pues el Omicron pudiera darnos la inmunidad de rebaño que aún no hemos logrado con las vacunas.
Todos nosotros, empezamos enero con nuevos propósitos, los invito a que en nuestra lista incluyamos un objetivo en lo que a ciudadanía se refiere, así como la gente quiere bajar de peso y promete hacer dieta, cada uno de nosotros debe hacer algo distinto para construir ciudad.
Si, por muy pequeño que sea el sacrificio, suma para vivir de manera distinta, no es nada difícil, comenzaremos por las cosas pequeñas, respetar el semáforo, respetar el flechado, pagar los impuestos, cosas comunes en todas las ciudades del mundo. Lo sabemos hacer, es más lo hacemos donde llegamos, el éxodo venezolano sabe muy bien a qué me refiero.
Necesario es también, respetar los distintos puntos de vista, lo único que se mantiene es la dialéctica. Estamos aprendiendo a vivir distinto, nada es igual que antes y no volverá a ser igual.
Lo hecho anteriormente, no precisamente sea lo que haya que hacer ahora. Pero es fundamental que lo que decidamos hacer lo hagamos mancomunadamente. El fin está definido, el como hacerlo será el fruto de un gran acuerdo nacional y ese acuerdo debe ser amplio y atrevido ya que romperá esquemas, no queda otra forma de hacerlo.
Para exigir respeto, debemos respetar, de eso se trata el convivir en paz, todos tenemos una óptica distinta de esa casa grande llamada ciudad, es evidente que entre múltiples visiones habrá muchas divergencias, pero toda casa, lleva paredes, techo, puertas y ventanas.
Así mismo es la ciudad, en pocas cosas que tengamos todos claros, en esa medida, nuestra casa se hará funcional y cómoda.
Necesitamos una Carora agradable a la vista, consona con sus principios y valores. Todos decimos varias veces al día, esto si está feo. ¿Pero, hemos hecho algo para mejorar o revertir está situación?
Es aquí, donde considero que estamos en un tiempo perfecto para hacer todos de Carora lo que queremos. Quizás, fui repetitivo en recordar que tenemos mucha culpa en haber llegado a este estado pero prefiero cansarme y gritarlo a los cuatro vientos.
Estoy convencido que renacerá Carora, en la medida en que nuestro esfuerzo se vea, se sienta, cuando los hechos digan más que las palabras.
¡Manos a la obra!
¡Dios mediante, así será!
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
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