La entrada a la ciudad de Carora, “El Portal del Sol”, cuyo paseo erige la réplica de las ruinas de la Pastora, fue atacada por personas inescrupulosas en días pasados. La semana pasada, el estadio Antonio Herrera Gutiérrez, también sufrió los daños de un incendio provocado por gente sin razón.
Llama la atención esta forma de actuar de algunas personas, quienes desde el anonimato, hacen daño a todo y a todos, inclusive a ellos mismos.
La entrada a Carora y el estadio de béisbol, nos pertenecen a todos, quizás ellos, los ignorantes que hacen estos destrozos, no lo saben pero también les pertenecen a ellos todo y cuanto esté en la ciudad.
Desde esta columna, queremos hacer un llamado a convertirnos en guardianes de las instalaciones públicas, de esta manera le haremos un gran servicio a nuestra ciudad.
También, debemos colaborar a través de la denuncia a los entes con competencia sobre cualquier irregularidad que observemos. Dejemos de ser pasivos ante la violencia, seguro estoy que somos más los que queremos ver una Carora con mejor cara, que invite a un mejor vivir.
Cierto que nada es bueno o malo en su totalidad, estos eventos ocurridos últimamente también nos dejan otras lecturas.
La primera, es el rechazo masivo de la mayoría de los caroreños, cuestión importante, estamos obligados a tener apego a lo nuestro. En segundo lugar, queda claro que lo hecho en tan poco tiempo, deja ver el cambio.
Eso molesta a algunos, sí, aunque pocos lo crean, causa roncha en seres vacíos, quienes operan guiados sólo por el odio y el resentimiento, un resentimiento que no sabemos su por qué.
Desde el odio, jamás se puede hacer algo bueno, es imposible construir desde el resentimiento, por eso sólo pueden destruir.
Importante saber que son pocos estos elementos del mal actuar y se sospecha quienes podrían ser y con qué fin lo hacen.
Estas acciones buscan causar cansancio, apatía, desviarnos del foco y quizás que caigamos en el desgano. Pues, les informo, enemigos del progreso, que nada más lejos de la realidad.
No estamos dispuestos a parar, vamos a seguir haciendo todo lo posible para llevar a Carora hacia una ciudad próspera y amigable a la vista. Sabemos que son muy pocos y la gente, aquella que decían tener al ver el cambio, se suman masivamente cada día. Lo bueno es contagiable, todos cabemos en ese proyecto de ciudad que se tiene. Ya las falsas promesas no tienen escuchas, lo poco que se ha hecho se nota demasiado.
Es más, para culminar, debemos invitar a estas personas que tuvieron este tipo de actuaciones, ellos también caben. Sí, háganlo, todos pueden aportar. El cambio en el ser humano es posible y ha sido factor determinante en la conducta social del hombre.
Cuando entra la luz del día, la noche se acaba. Igualmente pasa cuando se deja entrar la razón al corazón.
Todo cambia al entendernos parte de un todo. Los tiempos del egoísmo y el fanatismo pasaron, solo juntos, todos, podemos hacerlo.
¡A Carora hay que quererla!
Por: Pedro José Álvarez Chirinos
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