Hace pocos días, se celebró en Barquisimeto, un encuentro regional de empresarios. La finalidad del evento era sentar a diferentes sectores empresariales en mesas para discutir los diversos problemas que se deben enfrentar para poder seguir trabajando de la mejor manera.
En el preámbulo del evento, se explicó la normativa y se crearon diversas mesas de distintos sectores, entre ellos; el sector comercio, agropecuario, agroindustrial, turismo, transporte, entre otros.
Me tocó sentarme en la mesa del sector agropecuario y antes de comenzar el trabajo en sí, discutimos y decidimos en consenso deducir cuáles eran los problemas mas comunes y plantear soluciones.
Es de destacar que entre los asistentes, había personas que decían que teníamos que fomentar el cambio político y que esa era la gran traba que presenta el país, que sin ese logro, todo es inviable. Sin embargo, la mayoría de los conformantes de la mesa, no tenemos esa visión.
Todos estuvimos conscientes en que debemos plantearle al gobierno posibles soluciones a los problemas existentes, de hecho, coincidimos en ver en el entendimiento la única salida posible para lograr sacar al país del letargo productivo en el cual se encuentra.
De esta manera, observamos los siguientes problemas como los más importantes: la inseguridad jurídica, el déficit energético, la falta de combustible, el contrabando y la reactivación de la banca pública y privada como respaldo financiero de la actividad económica.
Con respecto a la inseguridad jurídica, pedimos plantearle al gobierno, una equidad en la aplicación de la ley ya que no se puede desarrollar una actividad económica sin estar apegados al marco jurídico de un país. Recalcamos que la mayoría de las leyes están muy bien hechas, pero no se cumplen.
Es necesario y prudente defender al empresariado o verlo como generador de empleo y también, como generador de recursos, sin ellos no es posible el nuevo diseño de país.
Ante la irrecuperación del sistema eléctrico nacional, lo correspondiente es estudiar, cederlo o permitir la inversión privada en el sector.
La distribución eléctrica al parecer, y a decir de los entendidos, necesita una cuantiosa inversión, que obviamente el gobierno no posee. Debemos lograr que esto suceda, si nos imaginamos que las empresas básicas lograsen arrancar de nuevo, el colapso eléctrico sería inminente. Sólo con la inversión privada nacional o extranjera, es posible parar esta debacle.
En cuanto al suministro de combustible, es imperante saber el precio al cual se manejará el gasoil y la gasolina. También, vemos posible manejar la distribución del combustible de la mano del sector privado. Esto ya se está experimentando y ha dado resultado, sólo debe afinarse el mecanismo que garantice la continuidad.
Con respecto a la producción, debemos exigir un informe para saber cuándo arrancarán en definitiva las refinerías paralizadas y cuan posible es esa reactivación, debemos manejar información veraz sobre esta materia tan esencial.
Mención especial mereció el contrabando de toda clase de productos en el país. En nuestra mesa agropecuaria, rechazamos contundentemente la importación de algunos productos terminados que se hacen en el país y que entran de manera ilegal y sin cumplir las normas mínimas sanitarias. Esto puede generar problemas de salud pública.
Consideramos necesario una revisión de los aranceles para la protección del sector primario y así fomentar la siembra de rubros y reactivar la agroindustria como lo exige el país.
Por último, pero no por eso menos importante, pensamos en el papel preponderante que debe jugar la banca en la recuperación del país, es urgente el financiamiento para lograr un verdadero crecimiento sustentable.
Necesitamos de nuevo el manejo del crédito al consumo. En la nueva Venezuela, nuestros jóvenes deben tener acceso a un vehículo, a una casa. Ese sueño de superación necesita de políticas de crédito que haga posible la consecución de bienes y servicios.
En definitiva, planteamos un acercamiento para poder hacer y para que nos dejen trabajar. Sólo eso solicitamos al gobierno, no está tan difícil que trabajemos de la mano. De hecho, lo creemos justo y necesario.
Por: Pedro José Álvarez Chirinos
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