Hoy se cumplen 53 años de la
tragedia número 52 de la aviación civil venezolana y el desastre aéreo más
mortífero en el mundo hasta 1971, así como en Venezuela y en el estado Zulia
hasta 2005. La tragedia fue la primera en enlutar al mundo del beisbol
venezolano, y muy duramente al beisbol caroreño.
La cruenta historia dice que al mediodía de aquel domingo 16 de marzo de 1969 en Maracaibo estalló un caos. Una desventura aérea de abismales dimensiones contagió de luto a Maracaibo, Carora y Venezuela entera. La hizo noticia en el mundo cuando un avión DC 9 de Viasa cayó entre la urbanización La Trinidad y el barrio Ziruma.
La tardía advertencia indicó que la nave nunca debió despegar. El avión no voló. A duras penas rebasó la cerca del aeropuerto Grano de Oro, y se estrelló. La incertidumbre, el pánico, la muerte y el dolor siguieron al hecho.
Como consecuencia de este accidente fallecieron las 84 personas a bordo y 71 personas en tierra, totalizando en 155 los muertos y 100 personas en tierra que resultaron heridas entre las comunidades mencionadas.
Nunca le pasó por la mente a Don Antonio Herrera Gutiérrez, que cuando obtenía en 1944, de manos de Medardo Oviedo y Amabilis Mendoza a los Cardenales de Carora BBC, estaría entregando su vida a esa divisa.
Se tornó infatigable por conseguir los mejores peloteros desde el inicio de la campaña de la gran carpa, y desarrollar allí a su mejor prospecto, Carlos Alberto Santeliz, a quien se lo llevó consigo en ese viaje sin regreso, y también a su hijo Alberto “Beto” Herrera, a Alí Hernández –que se había encargado de la gerencia del equipo– y a Néstor Isaías Chávez Silva, apodado “El Látigo”.
Una conjugación de elementos fraguaron la tragedia: versiones señalan que el avión, por efectos del equipaje, el pasaje y los 28 mil litros de combustible cargados para operar en Grano de Oro, iba con el máximo de su peso: 108.000 kilos.
Difícil resulta verificar o descartar ese dato porque quien pudiera hacerlo, el despachador de vuelo, también murió en la tragedia. Una segunda suposición dispara hacia el error humano. Hacia la tripulación que ese día fue capitaneada por Emiliano Savelli Maldonado, jefe de operaciones de Avensa.
Todo indicaba que sería de las promesas más prominentes del big show. |
El desaparecido cronista Emerson Corobo Rojas, contaba con lujo de detalles el aciago suceso. Cuando Don Antonio Herrera, Beto Herrera, Alí Hernández y Carlos Alberto Santeliz llegan al aeropuerto Grano de Oro, no había cupo para ellos, y fue “El Premier” Arturo Celestino Álvarez quién logra conseguir cuatro boletos y los sube en el avión. “Faustino Zabala se salva porque llegó tarde de Cabimas, y así le pasó a la señora Sonia, esposa de Luis Aparicio Montiel, que por llegar tarde salva su vida también. El mismo caso le pasó al comentarista Rubén Mijares”, decía Corobo.
HECHOS DE LA HISTORIA
NARRADA POR RICARDO SANTELIZ, HERMANO DE CARLOS ALBERTO
El propio Emerson Corobo entrevistó a Ricardo Santeliz, hermano mayor de Carlos Alberto, y por quien él sentía un gran respeto y admiración con el fin de reforzar las informaciones recogidas de este lamentable accidente. Un resumen de la conversación brindamos aquí:
¿Cómo te sientes Ricardo?
Emerson, cuando se acerca esta fecha para mí es un poco difícil, porque estuve ahí con él. Carlos Alberto me había dicho que siempre que él viajaba yo no le acompañaba, esas palabras me movieron las fibras en lo muy adentro y opté por quedarme.
¿Qué pasó ese día?
Ese día estuvimos en misa Don Antonio, Beto, Alí y Carlos Alberto y gran parte de nuestras familias. Al terminar, nos fuimos a su casa a esperar que Don Antonio pasara a recogerlo para tomar la carretera hacia Maracaibo, buscando el aeropuerto de Grano de Oro de donde tomarían el vuelo a Estados Unidos.
Ricardo, no cupiste en el carro y te quedaste en Carora, ¿qué hiciste?
Después de despedirme de ellos, decidí ir a ver un juego del beisbol rural que muy bien dirigía Jesús Vásquez Romero. Dejo correr un poco el tiempo, y decido irme al estadio. En el trayecto se para un carro y me ofrece la cola; era Luis Antonio “Potoño” Herrera, me monté y hablamos de todo, de lo que había pasado en horas tempranas de la mañana, estaba “Potoño” muy alegre, cosa muy rara en él.
Disculpa Ricardo, me contabas que cuando ibas cerca de la estación de
gasolina 5 de Julio, le dijiste “¿Potoño puedes hacerme el favor de pararte en
la librería del hermano de Alí Hernández para comprar el periódico?”
SÍ, así fue. Recuerdo que me respondió: “Claro, Ricardo. Con eso lo saludamos y conversamos con él”.
Ricardo y Potoño saludan a Hernández, era el hermano de Alí, que acababa de irse en el carro con Don Antonio, Carlos Alberto y Beto Herrera. Después de hacer los comentarios respectivos de la preparación del viaje y de las expectativas que generaron en todo el grupo del Cardenales de Lara y de los familiares, nos marchamos.
Había un hombre en el estadio que tenía prendido un radio donde se estaban dando extras de un accidente de aviación en el aeropuerto grano de Oro y empezaron las conjeturas: ¿Irían en ese avión la gente del Cardenales? En la mente se cruzaron innumerables pensamientos, ¡no puede ser!
En el estadio estaba mi compadre Feliciano Serrano que tenía una camionetica Opel Record y le dije: ¡Vamos a casa compadre!, cuando llamamos a casa estaba llena de gente preguntando por el accidente y dándole valentía a la familia, les decían “ellos no iban en ese avión”.
Carora se desbordó en las calles, la querencia por ellos era muy grande, y junto a los caroreños todo el estado Lara. Fueron entierros llenos de amor y de tristeza. Con la muerte de Carlos Alberto, una esperanza muere, con la muerte de Don Antonio se pierden las expectativas del crecimiento de nuestro equipo profesional Cardenales de Lara. Don Antonio era un hombre del Béisbol.
CARLOS ALBERTO
SANTELIZ: LA PROMESA
En la temporada del beisbol profesional 1966 - 67, Cardenales de Lara firmó al mejor prospecto del juvenil del momento: Carlos Alberto Santeliz, quien debutó conectándole un hit en su primer turno al bate al consagrado pitcher cubano Diego Segui. En su segunda temporada comienza a consolidarse como el legítimo defensor de la primera base del Cardenales, además de tener un bateo sólido y contundente. Rápidamente se convierte en un ídolo.
El 23 de enero 1968 es designado por unanimidad del Círculo de Periodista Deportivos de Venezuela, como el Novato del Año, venciendo en la abrumadora votación del premio a David Concepción y Enzo Hernández, de los Togres y Tiburones, respectivamente.
Ese año, en el Spring Training de marzo, dio el grado, de inmediato subió a las grandes Ligas con los Bravos de Atlanta, siendo bienvenido al equipo por Hank Aaron. En su primera temporada tenia promedio de 315, 100 carreras impulsadas con 28 jonrones, cuando el 23 de julio fue seleccionado como primera base al Juego de Estrellas.
En tres temporadas como profesional, consiguió 277 turnos en 99 partidos, anotó 16 carreras, conectó 78 hits, entre ellos 14 dobletes y cuatro jonrones, impulsó 29 carreras y se robó 1 base. Todos estos números en la última temporada.
Carlos Alberto casó con Milagros Salazar el 24 de diciembre de 1968, unión de la cual nacieron Liliana y Carlos Alberto. |
SU MATRIMONIO
Se casa el 24 de diciembre de 1968, con Milagros Salazar, a quien deja en estado de gravidez de Carlos Alberto Jr.
Franklin Piña.-
@sobre.300
Fotos: Cortesía Familia Santeliz Salazar.
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