Desde hace seis años, la vacunación animal en Venezuela es competencia directa de los productores privados porque el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (INSAI), dejó de realizar campañas zoosanitarias masivas y gratuitas. Según informó Armando Chacín, presidente de Fedenaga, en 2021 tres laboratorios que producen e importan vacunas en el país comercializaron tres millones de dosis de fiebre aftosa. La nación tiene cerca de 10 millones 500 mil cabezas de ganado, lo que representa que más de siete millones de reses no tiene vacunación con certificación legal, y el gremio ganadero se ven impedido para comercializar carne, leche y derivados a mercados en el hemisferio.
Venezuela es el único país de Latinoamérica sin certificado del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa y Salud Pública Veterinaria (Panaftosa). La aftosa es una enfermedad viral que afecta a bovinos con fiebre y úlceras en boca, nariz, ubres y patas, y puede ser transmitida al ser humano. Para evitarla hay que colocarle al ganado dos vacunas al año, en el ciclo de invierno que comprende marzo y abril, y la otra en el ciclo de norte verano en octubre y noviembre.
«Si actualmente no tenemos brotes de enfermedades es porque el rebaño está medianamente resguardado, ya que Colombia y Brasil están libres de aftosa. Aparte ya no se importa ganado vivo, sería inviable debido a que el consumo de carne nacional ha descendido desde 2014», indicó Chacín.
Afirma que hay productores que adquieren vacunas en Colombia y las ingresan por trochas, pero estas dosis no cuentan con registro sanitario, por lo que no tienen garantías de nada.
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