La edición XIX de los Juegos
Bolivarianos que se celebran en el vecino país de Colombia, y cuya sede
principal está ubicada en la ciudad de Valledupar y que cuenta con la
participación de 11 países (Bolivia, Educador, Perú, Chile, El Salvador,
Guatemala, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Venezuela y Colombia)
quienes estarán disputando el medallero desde el 24 de junio al 5 de julio en
42 disciplinas Deportivas, representa para nuestro país un gran compromiso, ya
que la hegemonía que manteníamos en dicha competencia que se creó por allá por
el año de 1938 al dominar doce (12) ediciones en forma consecutivas, se vio
interrumpida en la edición del año 2013 cuando Colombia nos arrebató el
liderato del medallero para ganar así por primera vez esta competencia, cosa
que volvió a repetir en 2017,
casualmente en tierras neogranadinas.
Es clara la debacle que ha tenido la delegación venezolana en esta competencia bolivariana que se enmarca en lo que se conoce como el inicio del Ciclo Olímpico, ya que se junta a los Juegos Suramericanos y los Panamericanos remata en las Olimpiadas. Y es que si analizamos el medallero de la edición del 2013 dónde los criollos ganaron 457 medallas, y al observar el desempeño en el año 2017 donde sólo se llegó a ganar 292 medallas, lo que representa un bajón del 45% en la producción de medallas y a pesar de ocupar el segundo lugar en la tabla nos llegó cerca la delegación de Ecuador con 193 preseas en total cuando la constante en años anteriores era de una ventaja de 200 medallas entre el segundo y tercer lugar.
Acá es donde vienen las interrogantes de lo que puede estar pasando dentro de la organización encargada de seleccionar y preparar a los atletas que tienen el honor de representar a Venezuela en estos importantes juegos, dado a que siempre estábamos acostumbrados a mantener un claro dominio ante los rivales que participan en dicha competencia que agrupa principalmente a los países que fueron liberados por el gran Simón Bolívar, pero que en las últimas dos ediciones no hemos mostrado el potencial que se tiene y que debemos como se dice dejar por sentado ante los rivales de ésta zona, ¿o será que el crecimiento deportivo de ellos (Colombia, Ecuador, Chile por nombrar algunos) ha sido superior al de los atletas criollos? ¿Será que ya no hay ningún interés en ganar estos juegos? ¿O será que no hay los medios económicos para la preparación adecuada de los atletas de alta competencia?
Son algunas de las interrogantes que se pueden deducir del bajo rendimiento mostrado por nuestro país en la última década, y no sólo es a nivel de Juegos Bolivarianos como los que se están llevando a cabo en la actualidad sino que si damos un ligero vistazo a las últimas tres ediciones de los Juegos Suramericanos y Panamericanos nos encontramos con la misma historia en lo que respecta a la merma en la obtención de medallas con porcentajes que van desde los 40 al 50 por ciento en la rebaja de medallas logradas lo que también repercute en la posición en la tabla de medallas.
Ojalá y ésta actual edición sirva para elevar nuestro rendimiento y volver a tener el dominio en lo deportivo ante los países de ésta área del planeta. Amanecerá y veremos. Hasta la próxima entrega.
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