Gustavo Petro (nacido en 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba, en el norte de Colombia), se ha consolidado este domingo 19 de junio como el nuevo Presidente de la República de Colombia.
El político y economista colombiano líder de la coalición política Pacto Histórico, llega a la casa de Nariño siendo el primer mandatario de izquierda, que conducirá al país neogranadino.
Después de cuatro décadas de lucha, primero en armas y luego en democracia, un revolucionario de anteojos que sobrevivió a la tortura y el exilio ha conquistado el poder: Gustavo Petro, a sus 62 años, es presidente de Colombia.
En su tercer y último intento por la presidencia, derrotó a las élites que siempre cuestionó y moderó sus posiciones más extremas. Fue el candidato más votado en la primera vuelta y se enfrentó este domingo a Rodolfo Hernández, un millonario independiente y polémico de 77 años.
Petro se siente llamado a quebrar una “historia” de 200 años. Su fuerte son los debates y la plaza pública. Economista de profesión y nacido en una familia de clase media, fue educado por sacerdotes lasallistas.
Petro militó por 12 años en el M-19, una guerrilla nacionalista de origen urbano, antes de firmar la paz en 1990. Admirador del nobel Gabriel García Márquez, en la clandestinidad adoptó el nombre de Aureliano, en homenaje al personaje de “Cien Años de Soledad”.
Fue detenido y torturado por militares, y estuvo preso durante año y medio.
También ha hecho suya la defensa del medio ambiente, para lo que plantea frenar la exploración del petróleo (cuyo comercio representa el 4% del PIB)e iniciar una “transición” hacia energías limpias.
Petro quiere robustecer el Estado y cobrarle más impuestos a los ricos. En su camino a las presidenciales, se mostró como un político moderado, cercano a la gente y al feminismo.
Prometió que no buscaría la reelección, previa reforma constitucional, ni venganzas personales y que respetaría la propiedad privada. “Digo enfáticamente que nunca he pensado ni pensaré en confiscar o menoscabar” los bienes, sostuvo.
Dentro de sus programa también ha planteado reformar la policía, implicada en violaciones de derechos humanos, y regular los ascensos al interior de las Fuerzas Militares, que considera clasistas.
Después de firmar la paz, llegó al Congreso en 1991 y más adelante a la alcaldía de Bogotá (2012-2015).
Como parlamentario se destacó por denunciar los nexos de políticos con los sangrientos paramilitares de ultraderecha.
RDN/EL COMERCIO
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