Ambas fechas están escritas con
letras doradas en papeles amarillentos por el tiempo. El 12 de junio de 1932 se
funda el Buenos Aires en el corazón de Barrio Nuevo, y como se ha dicho, su
nombre se debe a que el tango argentino se había propagado por el mundo, pero
fue en el barrio más antiguo de Carora donde tuvo –y sigue teniendo–, asiento
especial.
Trece años después surge el Torrellas B.B.C., el 4 de mayo, un equipo que nació como la respuesta de los obreros del barrio del mismo nombre fundado en 1916, y que era casi una blasfemia que no tuviera un equipo realmente organizado y con el talante suficiente de participar en el torneo de pelota más importante de la ciudad, llamado así el Beisbol Tradicional Caroreño. Lo siguiente es historia pura cargada de leyendas, cuentos, anécdotas y todo lo que se le parezca.
Lo cierto es que Torrellas y Buenos Aires son el antagonismo encarnado de nuestro beisbol, y a partir de este viernes se verán las caras en el terreno del Antonio Herrera Gutiérrez, en una final soñada. A pocas horas del primer careo, el reverbero eleva su temperatura.
UN POCO DE HISTORIA
FINALISTA
Torrellas y Buenos Aires se verán las caras en una final desde que lo hicieran por primera vez en 2010 (en esta era peloteril del siglo XXI), en aquel torneo que se jugó en homenaje a Marco Aurelio Rojas “Piyuye”, y al también recordado “Marinita” Gallardo. Se repitió la novela dos años después, en el torneo jugado en homenaje a Jesús “Chus” Montes. En ambos casos, ha sido el Buenos Aires el campeón.
Los azules acudieron a otra final en 2014, pero allí sucumbieron ante la hegemonía del Liceo. En 2015, la víctima liceísta fue el Torrellas; en 2016 no hubo torneo, pero Buenos Aires enterró a Cardenales en la final de 2017.
Torrellas no ve un trofeo de campeón desde el año 2009, cuando ganó a Liceo, una poderosa escuadra que venía de ganar las finales de 2006-2007 y 2008. Hay que recordar que de las últimas once finales, Liceo ha ganado seis.
FINAL 2022
Se presenta el Torrellas tras jugar una semifinal formidable en la que completó barrida a su rival de turno en la instancia definitiva, y que en cinco encuentros sólo tuvo un tropiezo ante Liceo, que luego sucumbió ante los de Barrio Nuevo, que apalearon al boleto a la final mientras Torrellas estaba cabeza fresca.
Se puede decir que en la ronda regular Torrellas ganó de atrás ante la embestida que traía Buenos Aires, y eso siempre genera emoción. Los toleteros verdes saldaron una cuenta en la semifinal, sin embargo, en cinco juegos disputados, fueron el conjunto que menos bateó de manera colectiva, haciéndolo para .247, facturando 46 hits (7 dobletes y 1 triple), anotaron 24 veces y fletaron 2 decenas de carreras, negociaron otros 20 boletos y se poncharon 41 veces. También se robaron 4 bases.
El Buenos Aires, por su parte, con un juego jugado más que sus rivales en la final, fue el segundo mejor equipo a la ofensiva por detrás de Liceo, arrimando average para .269. En ese ínterin consumieron 212 turnos legales, pisaron el plato 30 veces e impulsaron 23 rayitas –13 más que Torrellas–, conectaron 18 dobletes y un jonrón, les concedieron 24 bases por bolas y pasaron por la vía de los strikes a 34 de sus hombres. Buenos Aires no tuvo bases robadas en la semifinal.
En pitcheo colectivo, la historia cambia, pero no tanto. Torrellas encabeza la tabla con una efectividad de 2.02 en 49 capítulos trabajados en los que permitieron 18 carreras (11 limpias), les sonaron 41 hits (7 dobles, 2 triples y 1 jonrón), poncharon a 37 y dieron 18 boletos.
Los brazos azules poseen una efectividad de 2.89, producto de 56 innings de labor, 18 carreras (todas limpias), 46 hits, 8 dobles y 1 triple, poncharon a 45 toleteros y otorgaron 17 boletos.
OFENSIVA VERDE
De los torrelleros que plenaron el róster en los cinco juegos realizados en la eliminatoria, están Luis Ramírez, Carlos Carrasco, Juan Carlos Bastidas, Jorge Núñez, Julio Fugueroa, Pedro Mendoza y Óscar Álvarez. De ellos sobresale Ramírez quien bateó para .455 en 19 turnos, consignando 7 hits (con tubey y triple) y anotando 5 carreras.
Colectivamente conectaron 47 hits y anotaron 27 rayas; empujaron 22 con 10 dobles y 1 triple, 25 boletos y 32 ponchetes que les generaron un average ofensivo realmente astronómico, como .371.
A ese róster, al menos para los dos primeros encuentros se le suman par de brazos foráneos como el de Ángel Padrón (LZ) y Ramón García Jr. (LD), además del jardinero Junior Sosa, que suponemos defenderá el center field.
Liderados en el Dogout por Carlos Zapata (mánager campeón en 2009), quien fue referencia como piloto en sus primeros años en esta pelota, ha logrado formar un equipo que está hecho para grandes cosas, pero siempre con la cautela de que enfrentan a un equipo de postín para esta final.
MAREA AZUL
Buenos Aires ofensivamente es una escuadra con virtudes desde la primera fase. Colectivamente batearon para .352 en 174 turnos, en los cuales conectaron 47 hits (11 fueron triples y 2 dobletes). Anotaron 26 carreras (1 menos que Torrellas); empujaron 23 (una más que Torrellas), recibieron 16 bases por bolas (9 menos) y les poncharon 16 bateadores (diferencia amplia a favor del BA).
Tienen una ventaja notable: y es que la columna en donde descansa su resistencia ofensiva, está en la figura señera de Dylan Meléndez que en la eliminatoria terminó bateando para .619 en 18 viajes al plato, asentando 9 hits (4 fueron dobles y otro jonrón), recibió 3 boletos y apenas se ponchó 1 vez, erigiéndose como el que mejor conoce la zona de strike.
La adición de José Tábata da un pincelazo al listín del mánager Alexander Capriata, que ante el despido de Pablo Escalona, tomó las riendas de los azules en plena recta final del torneo.
Este jueves anunciaron el cambio de José Piña por Robinson Cabrera, como el único movimiento hecho para el primero de la final. Esto quiere decir, que en las entrañas del Buenos Aires hay confianza en lo que tienen.
LOS REFUERZOS
El draft de escogencia de refuerzo se realizó en una sola vuelta y de la siguiente manera: el primero en escoger fue Torrellas, quien se hará de los oficios de pitcher Gregorio Arriechi, proveniente de Trasandino, a quien se le debe una actuación formidable en el único juego que ganó su equipo en la ronda regular, y lo hizo con un no hitter.
Buenos Aires vigorizó su line up con la adición de Ángel Colina, de La Guzmana, quien tuvo actuación para .316 de average en 5 juegos de la ronda inicial, asentando media docena de hits en 19 turnos, empujando 3, negoció 3 bases por bolas y se ponchó seis veces.
Si el bate no se le hace pesado, Colina tiene los argumentos para ser parte importante del aporte que pueda dar en calidad de refuerzo.
Con estas características y de acuerdo al cristal que cada quien le ponga para mirar esta novela, ambos conjuntos en el papel tienen brillo.
Los dos primeros careos suelen traer expectativas y ambos mánagers saben que de acuerdo a lo que arrojen, de ahí en adelante los análisis, las cuentas que sacan los fanáticos y las conjeturas de rigor, cambiarán de un lugar a otro. Lo cierto es que todo está listo. El palco de nuestro Antonio Herrera Gutiérrez, apresta para recibir a la gran fanaticada de la Leña Verde y la Marea Azul para disfrutar de las bondades que nos da el beisbol Caroreño, al que por cierto, César Collins (presidente de la Liga Mayor de Beisbol Profesional), vendrá a darle un ojo para el tercero de la serie. NOS VEMOS POR AHÍ.
Franklin Piña.-
@sobre.300
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