El béisbol para los venezolanos es una especie de religión y también sirve de escape ante la cotidianidad. Es como una válvula que nos permite drenar de buena manera ese cansancio normal del día a día.
Muchas páginas se han escrito sobre este deporte en nuestra ciudad y en general, en todo nuestro territorio geográfico.
Venezuela es el único país de américa del sur que siente mayor afición por la bola de béisbol que por el balón de fútbol.
Un Caracas vs Magallanes, es sinónimo de batalla campal, entre las divisas de mayor arraigo en el país. Este evento peloteril es el que goza de mayor seguimiento, gusta en demasia y se convierte en todo un clásico que la mayoría de los venezolanos disfruta.
Emoción similar se siente cuando cada equipo juega en su estadio. Por ejemplo, acá en nuestro estado Lara, los triunfos del Cardenales de Lara han sido verdaderas fiestas donde el jubilo y la alegría han dicho presente en el logro de cada campeonato.
Otrora, el deporte era distinto, hoy muchos se burlarían de lo que sucede en los estadios de Venezuela y el mundo.
En la recién culminada serie final de LVBP, disfrutamos de la presencia de muchos jugadores de importancia en la MLB, debido a que este año se jugará de nuevo, otra edición del Clásico Mundial de Béisbol.
A mi entender, en la actualidad los jóvenes talentos, también quieren ser actores del show business, les importa el tema mediático, tanto o más que sobresalir en su disciplina. Atrás quedó la decencia y la humildad pues el dinero ganado a cántaros y de buena procedencia, no es asimilado como lo que es, una herramienta para un mejor vivir y la mayoría lo ve como un manto de superhéroe, algo que te concede una gracia divina y puedes hacer lo que te venga en gana, sin importar las formas y los fondos.
Cierto que las grandes figuras deportivas tienen dotes maravillosos y por eso destacan de manera brillante en el mundo deportivo, pero, ¿dónde queda el ejemplo que tienen que dar a quienes se inician en cada disciplina?
Es para llamar a la reflexión, estas estrellas fueron niños, aún algunos lo son. No es de ellos, hacia allá nos está llevando esta sociedad que valoriza más el tener, versus el ser.
En las academias de todas las disciplinas se deben enseñar valores. Ayudar a los demás, tener hidalguía, pocos deportistas saben que es eso y con que se come. El respeto al adversario, en si es respeto al deporte. No es mentira aquello de la importancia del competir ante el resultado del juego.
A veces, perdiendo tambien se gana. Un pelotero no puede ponerse a la par de un fanático, el seguidor del equipo no es objetivo, por eso se llama fanático. Mientras el deportista es un profesional.
Triste a mi parecer, el mal espectáculo por la familia Acuña en el "estadio Universitario", ojalá, no se vuelva a repetir.
Triste la actitud de "perreo", de Acuña Jr. No debe ser seguido por nuestros niños que comienzan a jugar béisbol, díganle a ellos que así no es, que eso no se hace. Esos jóvenes, futuros grandes ligas, serán y demostrarán lo que aprendieron en sus casas, más allá de lo bien o mal que lo hagan en el campo de juego.
Es importante acotar que en las actuales academias hay miles de niños y jóvenes aprendiendo béisbol, pero deben aprovechar estos espacios y está preparación deportiva para inculcarles valores humanos, recuerden señores padres y representantes, que muy pocos llegarán a grandes ligas, mientras todos serán los hombres del mañana, por lo tanto la educación hacia ellos es lo único seguro.
El llegar o no a las grandes ligas, es un hecho que depende de múltiples variantes, la educación de sus hijos, en gran parte depende de ustedes.
Necesitamos hombres y mujeres de bien, buenos deportistas, para que el nombre del país no solo se vea enaltecido en el ámbito deportivo, necesario es que nos reconozcan por nuestro comportamiento decente.
Sé que hay muchos que pueden hacer bastante para que los nuevos bigleaguers sean grandes, dentro y fuera del campo.
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
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