La pasada semana se vivió en Carora una estupenda Semana Santa, impresiona positivamente como toda la ciudad y quienes vinieron a visitar, se volcaron a los actos religiosos.
Las procesiones de todos los días se vieron acompañadas, múltiples colores y diferentes edades de los asistentes hacían ver una iglesia renovada, distinta y cargada de fe.
El modo sinodal, mandato del Papá Francisco y conducido magistralmente por Monseñor Curiel, tocó la fibra de las distintas parroquias y lograron sintonizar con la feligresía, tanto así, que en estos actos muchos de los no habituales visitadores de templos, se hicieron presentes.
Esto en Carora no es sorpresa alguna, pero si es preponderante recalcarlo, somos un pueblo de fe y así lo queremos hacer saber para que las nuevas generaciones, mantengan vivas estas tradiciones por los siglos de los siglos.
El Nazareno como todos los Miércoles Santos, fue el gran acontecimiento, muy nutrida la procesión central de la Semana Mayor. Ahora, este recorrido cuenta con más emoción a lo largos de su trayectoria. Muy bien cuidado por sus mayordomos, destaca el apego a la tradición y el respeto a la ciudadanía, mucha participación del público.
Este año, lo vivido con el Viacrucis viviente realizado por un grupo de personas que hacen vida en la Catedral San Juan Bautista y ayudantes de toda la comarca, lograron escenificar de manera magistral la Pasión de Cristo, excelente trabajo. Se notó, la entrega y la responsabilidad del equipo de niños, jóvenes y adultos que participaron así como el logístico. Este grupo de personas merecen todo el apoyo de la Iglesia y de quién pueda ayudarlos. Estas acciones positivas son las que tienen que tener el verdadero respaldo de todos.
Es propicia la ocasión para hablar de la fiesta de Pascua, la resurrección nos habla de un Jesucristo vivo, activo, presente siempre para quien lo busca, en todo momento él está presente.
Debemos entenderlo como esa fuerza que nos inspira, a veces se percibe que la gente se queda con el Jesucristo crucificado, de hecho, la Cruz es un signo muy presente entre nosostros.
Si entendemos a Jesús vivo, existente, tendríamos una visión más positivista de la religión. Creo que eso es lo que tenemos que mantener en nuestras almas, esa alegría.
Muchas gracias, a todos quienes hicieron este Viacrucis posible. Sin duda, la nota positiva de nuestra Semana Santa.
Tuve la oportunidad el jueves en la tarde noche de recorrer los monumentos, visitando los siete templos como lo dicta la tradición.
En todas las iglesias la gente llenaba los bancos de las mismas, inclusive en la mayoría de ellas, gente fuera del recinto, por estar copadas todas las localidades.
Todo esto narrado anteriormente denota nuestro apego a la religiosidad como pueblo.
Aprovechemos esa alegría de la resurrección y olvidemonos del Cristo en la Cruz, debemos sentir ese Jesucristo resucitado y trasladar esa alegría y ese entusiasmo hacia nuestras vidas, vivir desde la esperanza, creer y hacer posible un mundo mejor.
Entender y comprometernos a lograr nuestros objetivos.
Podemos asegurar que quienes nos quieren llevar al comunismo se equivocan, esto no es Nicaragua, al contrario, nuestra fe se arraiga cada día más.
El Jesús resucitado nos llena de valentía y nos indica que en la verdadera unión está la fuerza.
Vivamos pues, un tiempo de Pascua y prolonguemos ese extraordinario momento en nuestra vida ordinaria.
El católico tiene que ser optimista porque basa su creencia en el buen actuar, creemos en la gente que aguanta, porque sabe que tendrá su recompensa pero necesario es recordarle que debemos comprometernos con el propósito que queremos cambiar.
Quien tiene fe verdadera se aferra de la esperanza, de hecho, sabe que la promesa mayor ha de cumplirse, como paso el domingo pasado.
Ese gran hecho de la resurrección no puede pasar de moda o dejar de estar presente porque culminó la Semana Santa.
Todo lo contrario, la iglesia es vida, trabajo, perdón, sacrificio y también alegría.
No perdamos el entusiasmo y desde esa alegría de vivir en paz, aglutinemos esfuerzos para lograr nuestras metas, seguro son muchos los destinos comunes.
Todo lo podemos hacer con Fe, sin Dios, nada.
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
COMENTARIOS