Soy Lokman González, sin seudónimo.
"La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana"
Napoleón Bonaparte.-
Comienzo este artículo con esta transcendental frase que en una oportunidad pretendieron endosar a John F. Kennedy pero que en realidad es de Napoleón Bonaparte quien sentenció, en 1807 tras la Paz de Tilsit con los rusos, que la victoria tenía cien padres pero que la derrota es huérfana. Tiempo después y tras muchas vicisitudes, Napoleón sucumbió en Waterloo; fue una amarga derrota que él asumió personalmente.
Aquí, en esta Carora profunda, luego del revés electoral del 21 de septiembre, apenas hay unos saliendo del coma auto inducido producto de diecisiete años de victorias inobjetables. Otros, víctimas del “efecto superlano”, fueron seducidos y drogados con burundanga por una prostituta llamada oposición y uno que otro con fronemofobia (miedo a pensar).
Pocos asumen como suya la derrota, tal vez, emulando esa frase de Napoleón. Yo asumo la cuota de responsabilidad que me corresponde y soy uno de los padres de ese hijo indeseado llamado derrota.
En este duro trance se hace necesario acotar lo dicho por el filósofo y comunicador, Miguel Pérez Pirela: “Los últimos eventos electorales nos están diciendo que está mermando la participación, que hay un proceso de despolitización, que podría describir lo que decía Alexis de Tocqueville a finales siglo XIX en su libro La democracia en América: la gente se va encerrando en sus petits plaisirs vulgaires (pequeños y vulgares placeres) y le va dejando la política a los políticos. La gente lo que quiere es que la dejen tranquila y que la dejen trabajar”. Actualmente la gente apuesta por el que cree le puede resolver sus necesidades más vitales.
No sé que tan grave o preocupante es esto pero la tendencia a nivel mundial, desde finales del siglo XIX es un creciente proceso de despolitización que fue ralentizado por Chávez al lograr politizar al país entero.
Hoy nuevamente se manifiesta este fenómeno, en nuestra Patria y tal vez con mayor fuerza, pero veamos la manera como se ha venido manifestando:
1. La rebelión de los suplentes o la rebelión de las regiones:
Fue encabezada por Luis Parra, con la finalidad de deslegitimar a Juan
Guaidó como Presidente de la anterior AN y en donde paulatinamente se fueron incorporando otros diputados suplentes y así dejar a un lado la propuesta golpista y abstencionista de los diputados opositores principales y retomar el hilo democrático.
2. La rebelión de los micropartidos:
Este fenómeno se evidenció en las pasadas elecciones del 21 en donde
una gran mayoría de electoras y electores sufragaron en tarjetas de partidos pequeños como una manera de expresar rechazo o disconformidad con los partidos más grande, impactando de manera negativa al PSUV, el cual tiene una fuerte tendencia a burocratizarse.
No podemos quedarnos en la “mea culpa”, ni en discursos complacientes y menos en análisis de bares. Las propuestas entorno a una revisión profunda del PSUV, de las Organizaciones de base que conforman el Poder Popular y de las estructuras del gobierno, a todos los niveles (nacional, regional y municipal), entre otras acciones suena sana y necesaria. Eso por una parte y por la otra estar ojo avizor ante cualquier movimiento extraño de la derecha que conlleve a nuestro territorio a formar parte de un corredor contrainsurgente en el eje Colombia, Zulia y Torres como puerta de entrada al estado Lara.
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