El joven barquisimetano Jermaine
Palacios, de Cardenales de Lara, acaba de ser distinguido con el premio Novato
del Año de la campaña correspondiente 2021-22, actualmente en su fase de play
off.
Totalizó 190 puntos a 29 votos al primer lugar, 14 al segundo y 3 más al tercero para superar las 123 unidades del cerrador de Caribes de Anzoátegui, Andrés Sotillet, y los 100 del caroreño y compañero de equipo Pedro Castellanos. Palacios comenzó la campaña conectando para .714, gracias a cinco hits en sus primeros siete turnos, sumando 11 bases alcanzadas, para ser elegido Jugador de la Primera Semana del torneo. Desde entonces no paró de batear, culminando como el quinto mejor toletero del circuito, con .351, con 35 anotadas, 11 dobles, par de triples, cuatro jonrones y 16 remolcadas, terminando como el segundo mejor estafador de la ronda eliminatoria, con siete robos en siete intentos, y el quinto mejor porcentaje de embasado, con .430, señaló el portal de la LVBP.
Palacios es el octavo jugador en la historia de Cardenales de Lara que conquista este premio, siendo el primero Carlos Alberto Santeliz en la temporada 1968-69, aquel caroreño que el destino no quiso que fuera el primer coterráneo en las Grandes Ligas. Otros novatos rojos son William Ereú (1978-1979), Luis Sojo (1986-1987), Benigno Pláceres (1987-1988), Robert Pérez (1989-1990), Juan Rincón (1997-1998) y Luis Ugueto (2001- 2002).
Pero en la historia de la LVBP, es Santeliz el único que ha culminado con un average sideral: en aquella temporada sacudió para .413, viniendo del Norte en AAA, facturando para .315 con 100 carreras impulsadas y 28 jonrones; luego el 23 de julio fue seleccionado como 1ra. base en el Juego de las Estrellas, debutando de aquella manera el novato de los Bravos de Atlanta, en el Stadium Robert F. Kennedy en Washington D.C.
Carlos Alberto tuvo average de por vida de .262 / .321 / .372 para los Lexington Braves, en el año 1967, en los Estados Unidos. Con Cardenales bateó para .273 en 51 juegos y 121 turnos legales desde la temporada 1966-67 a la 1968-69. Fue apodado, acertadamente, como el “Goliat de Carora”. Se vislumbraba como una gran estrella por su desempeño. Estaba más que cuajado, pues, realizaba fase de aprendizaje y Atlanta lo consideraba un probable inicialista a mediano plazo.
Pero el 16 de marzo de 1969, estupefacto el país y Carora en particular, recibió la fatal nota que fue dura para encajar: en un accidente aéreo morían don Antonio Herrera Gutiérrez, su hijo José Alberto y el administrador del club larense, Alí Hernández; el pitcher Isaías “Látigo” Chávez y por su puesto el querubín Santeliz, cuando estaba a punto de sumar veinte abriles. Tal destino segó una carrera que generaba optimismo. En aquel entonces no había la inmediatez informativa de la actualidad y la confusión reinaba. La realidad posterior fue triste. El país despedía muchas vidas y el deporte varias figuras. Así de autócrata es el destino a veces.
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