Los habitantes del sector, Barrio Obrero – Libertador de Carora, han atravesado un viacrucis luego de la reubicación de los vendedores informales alrededor de la plaza Chío Zubillaga, desde el pasado mes de marzo.
Por más de 90 días, a los habitantes de este sector les ha tocado convivir con las molestias ocasionadas por la presencia de los comerciantes informales, así lo indicó una residente de Barrio Obrero – Libertador, quien decidió no revelar su identidad y aseguró que el gobierno municipal de Torres, habría pasado por encima de la voluntad de los habitantes de la zona, quienes en una asamblea de vecinos se habrían opuesto a la medida a través de la recolección de más de 200 firmas.
Menciona la residente de la comunidad que la reubicación de estos vendedores solo les ha traído problemas en cuanto a seguridad, tránsito y limpieza de los espacios, asegurando que la basura reina en el lugar y no existen las condiciones mínimas de limpieza e higiene por parte de los vendedores, quienes al parecer, también usan la plaza y sus alrededores como baño público.
Por otro lado, mencionó que reiteradamente han querido expresarse y manifestarse en torno a esta situación pero que no lo hacen por temor a que estas personas tomen represalias en contra de ellos ya que muchas veces son amenazados.
Ya se cumplió el plazo
El pasado 13 de junio, se cumplió el plazo de 90 días otorgado por la Alcaldía del municipio Torres, es necesario mencionar que al momento de llevarse a cabo la reubicación, desde el gobierno local aseguraron que al cumplirse ese plazo, serían trasladados hacia el Mercado Municipal, sin embargo, hasta el momento quienes habitan en la zona se mantienen a la espera.
Ganaron unos y perdieron otros
Con la reubicación de estos comerciantes a los alrededores de la Plaza Chío, los comerciantes formales de la avenida Francisco de Miranda y 14 de Febrero, tomaron un poco de oxígeno, la mayoría de ellos aseguran haber aumentado las ventas considerablemente luego del despeje de esa zona.
Pero la historia es otra para los comerciantes establecidos alrededor de esta plaza, quienes también se han visto perjudicados con esta situación.
Tal es el caso del señor Samir Abboud, dueño de una ferretería de la zona, quien asegura que las ventas le han reducido en un 60%, al punto en que ha dejado de vender materiales como el cemento debido a que las gandolas no tienen espacio para poder descargar la mercancía.
Entre otras cosas, señala el comerciante que la entrada de su establecimiento se mantiene llena de basura y desechos que se generan en los tarantines sin contar con que de manera reiterada su vehículo ha sufrido daños considerables por los que nadie responde.
Abboud, aseguró que al momento de la reubicación, representantes del gobierno local habrían prometido que en el lugar iban a contar con el monitoreo y vigilancia por parte del personal de la alcaldía pero que estos solamente fueron un día y no se les volvió a ver la cara.
“Aquí nos va a llegar el año nuevo con este problema porque la alcaldía no tiene la capacidad para resolver este problema”, dijo y mencionó que en ningún momento fue tomada la opinión de los comerciantes y residentes afectados.
También, detalló Abboud, que la presencia de estos vendedores ha aumentado el consumo de bebidas alcohólicas en el sector del cual se generan peleas y riñas callejeras de manera constante.
Ante eso, habitantes y comerciantes de este sector, reiteran el llamado al gobierno municipal para que tome en consideración la opinión y posición de los afectados y agilice el proceso de desalojo de este lugar.
Yanitza Martínez.-
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