Por: Robert Adám González.-
A poco más de ocho meses de las elecciones municipales y regionales, personas allegadas me han incitado hacer una evaluación del gobierno de Javier Oropeza en estos meses. Es complejo hacer un análisis englobado sobre un gobierno que inicia, creo que estos cuando están en proceso de desarrollo se deben evaluar por áreas según el plan estipulado.
Luego de culminado un periodo de gobierno es cuando como un todo se puede decir si este fue un buen o mal gobierno, sin embargo, algunas recomendaciones puedo darle al nuevo gobierno local, siempre en aras de que nuestro municipio avance hacia su desarrollo.
Lo primero y tal vez el reto más fuerte que tiene Javier, es poner en sintonía a su equipo de gobierno con todo el nuevo orden jurídico y las nuevas formas de gobierno vigentes (Muy distintas a todo lo que le tocó afrontar en su primer gobierno como alcalde).
Segundo, para nadie es un secreto que el modelo de gestión del alcalde se basa en sus capacidades gerenciales, por ende, sus fortalezas son las decisiones ejecutivas, sin embargo, está obligado a someterse por el nuevo orden jurídico a las discusiones colectivas emanadas desde la participación ciudadana, en este caso, es complejo para quienes siempre han adversado los métodos de gobierno vigentes entrar en sintonía con esta dinámica. En este punto debe él con la legitimidad que los torrenses le otorgaron el pasado 21 de noviembre, ponerse al frente e incentivar a la participación en cada comunidad.
Tercero, el burgomaestre recientemente declaró que su lealtad política está en la plataforma unitaria, es respetable la posición que pueda tener cada quien, siempre y cuando esté en el marco democrático. Pero debo cuestionar acá pues considero que su victoria ciertamente se debió al acumulado de distintos factores y circunstancias.
Es un error amarrarse a un factor político que en la actualidad no es una realidad política con credibilidad en el país, se convierte él y su gestión, en una ambulancia. Creo que gana más el municipio y él, convirtiéndose en el líder de los torrenses y no sujetar su lealtad a una plataforma política por encima de lo que expresó la población en los pasados comicios electorales.
Cuarto, la armonía institucional con los demás niveles de gobierno, el municipio es solo un territorio más de 335 que integran el país. Debe el alcalde, usando sus capacidades gerenciales, buscar métodos diplomáticos de acercamiento con las instituciones regionales y nacionales. Le recomiendo, perfilar una gestión con miembros de gremios y organizaciones sociales reconocidas que tengan nivel de diplomacia y articulación.
Los partidos y sus líderes deberían estar asumiendo en la actualidad, el rescate de su institucionalidad, en organizarse para los escenarios venideros. Es un error encerrarse como líderes de partidos en una gestión de gobierno, es más sano en el presente el papel de auditor de la gestión y que la misma esté presta para el fortalecimiento de las organizaciones políticas y sociales que el alcalde desee apostar.
La quinta, recomendación al gobierno local, sería darle mayor visibilidad comunicacional a las acciones de gobierno, que estén más cerca a las necesidades reales de los torrenses, se percibe mucho evento fiestero, (que no es malo el espíritu de alegría) pero no puede estar por encima del resolver las demandas reales de la población.
Con esto cierro, tal vez algunas otras cosas que aportar que en otra nota las daré, solo con el fin de contribuir al crecimiento integral de este pedazo de tierra que nos vio nacer.
¡Vienen mejores tiempos!
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