El
siguiente personaje ligado a CAP en este ciclo de entre vistas, con motivo del
centenario de su nacimiento, es Livio Martinengo. Seguro que también es una
grata sorpresa para muchos caroreños, entre quienes se ha granjeado un cariño
sincero. Y es obvio, porque para conquistar al Presidente antes tuvo que
conquistar a su pueblo.
PMC
Foto: FlorimarDuno.
Esta vez
llegamos puntuales, como ejemplo de que los políticos también podemos enmendar.
Y la ocasión lo ameritaba, pues entrevistaríamos a una leyenda local, Livio
Martinengo. Lamentablemente, Livio pertenece a una casta política en peligro de
extinción. Desprendido,solidario, apasionando, proactivo y honesto, son apenas
algunos calificativos que nos vienen a la mente cuando oímos su nombre. Aunque
esperamos redescubrir sus cualidades de líder para que sean ejemplo de las
futuras generaciones de políticoscaroreños. Porque siempre habrá políticos.
Sí, vamos a
hablar de Carlos Andrés Pérez (CAP), pero es imposible sin antes dedicar unas
palabras a nuestro entrevistado. De lo contrario, no se entendería cómo es que
un extranjero conquistó el corazón del Presidentede Venezuela. Más aún, por qué
CAP llegóa ver a nuestro pueblo a través de los ojos de este personaje
incomparable. Incluso, quizás encontremos en su historia un bálsamo para las
heridas que nos ha dejado la diáspora venezolana.
“Mi hermana
Leticia se había venido a Carora y estaba casada con el dueño del Hotel Bologna,
mi cuñado Fiore. El hotel lo había fundado el padre de este en 1948, cuando
llegó de un periplo por África. Además, tenía uno en Barquisimeto y otro Valencia.
Así que yo decidí venirme en 1956 en busca de un futuro que no existía en mi
Italia natal. Entonces juré que ni mis hijos ni mis nietos vivirían lo que yo
tuve que vivir. Nuca se me olvidará el nombre de ese barco que me trajo al
Nuevo Mundo, Castelverde. Salió de Génova vía Nápoles, para luego pasar por el
Estrecho de Gibraltar y enrumbarse hacia Vigo y Tenerife. Desde allí cruzamos
el océano hasta La Guaira, en un viaje de más de 20 días”.
Paradójicamente,
para esta entrevista Livio acababa de regresar de Tenerife. Allí están varios
de sus hijos. A ellos, como antes a su padre en Italia, les tocó huir de su
patria buscando un futuro mejor. Quizás sea la única promesa que no ha cumplido
este gigante de la política local. Pero, ¿cómo culparlo?
“Hace 66
años, cuando pasé por ahí, solo había cuatro o cinco casas. Hoy, Santa Cruz, la
capital de Tenerife, es una ciudad moderna con grandes edificios. Pero el
progreso se nota en toda la isla, gracias al desarrollo turístico. Realmente
todo ha cambiado. Ya tampoco existe aquella Venezuela que abría sus brazos a
tantos extranjeros. Porque no solo fuimos italianos los que conseguimos aquí a
una segunda patria. También fueron los alemanes, portugueses, españoles, árabes
y cualquier inmigrante que quisiera trabajar decentemente. Lamentablemente las
cosas se han invertido. Ahora son los venezolanos los que salen en busca de una
patria adoptiva”, dijo visiblemente conmovido.
“Cuando se
tiene un hijo, se tienen todos los hijos de la tierra”. Ya lo dijo antes otro
adeco, el poeta Andrés ElyBlanco. Por eso el dolor de Livio. Al recordar su odisea
en el Castelverde, no puede imaginarse lo que viven nuestros migrantes cruzando
el mundo a pie.
Pero lo
magnífico de Livio es que regresó a Venezuela. Prefirió el calor de este pueblo
al frío de su Italia natal.Tampoco se dejó cautivar por los encantos y lujos de
las islas Canarias. Entonces me pregunto, si este musiú no es más caroreño que
el Cerro de la Cruz o el Arco de La Pastora.
¿‘Musiú’?
Esta fue la palabra, en el idioma del cariño, que inventamos los venezolanos
para identificar a los extranjeros que han ayudado a construir a nuestra patria.
Se dice que en los comienzos de El Mene vinieron muchos franceses en busca de
riqueza. Así la fonética criolla transformó el “monsieur” (señor) en “musiú”. Y
Livio es un señor en todo el sentido de la palabra, y en cualquier idioma. Para
él no es un insulto. De hecho, la menciona varias veces en la entrevista con su
peculiar acento, y entre risas. Algo que nos recordó a aquella Venezuela pluricultural,amplia
y tolerante, de otros tiempos.
El capitán
Chacón y el 23 de enero de 1958
“El capitán
Chacón, jefe de la Seguridad Nacional de Carora, solía visitar el hotel Bologna.
Siempre que lo hacía, me decía que cuando escuchara a alguna persona hablar mal
del gobierno se lo informara. Pero como ya yo había aprendido las costumbres de
este pueblo, cuando me daba la espalda le hacía la seña que hacen todos los
venezolanos en estos casos: la puñeta.¡Y mira que inmensa fue mi alegría cuando
cayó esa dictadura, el 23 de enero de 1958! Fue una gran fiesta, donde todos
los jóvenes de la época salieron a las calles de Carora”.
Venezuela
comenzaba a transitar los caminos de la democracia. Lo hacía de la mano de
líderes adecos, que dejaron honda huella en su juvenil memoria.
Una vocación
La
democracia traía consigo la libertad de afiliación y de reuniones. Así le fue
más fácil a unprohombre caroreño,Pablo Álvarez Yépez (Paucho), reclutar a Livio
para la causa rotaria. Sin saberlo, se adentraba nuestro entrevistado en un
mundo del que jamás podría salir. El gusano de la vocación había anidado en su
corazón. Desde entonces nunca más dejaría de trabajar por la gente, bien desde
el Rotary Club, el deporte o la política.
Pero este
inquieto hombre, igualmente es reconocido como un gran emprendedor. En sus
comienzos, además de su pasantía en el Hotel Bologna, también trabajó como
repartidor de gas. Incluso, su impronta está en empresas comoAerobuses yAerocav,
habiendo sido uno de sus pioneros en la ciudad. Con el tiempo llegaría el Hotel
El Mara y hasta encabezó la Asociación de Comerciantes e Industriales de Carora
(ACIC). Lejos estaban los tiempos de la miseria y destrucción de la Segunda
Guerra Mundial. Así, el próspero inmigrante fue motor del desarrollo económico
de este país, desde este pequeño desierto llamado Carora.
Su pasión por el deporte
Cuando le
preguntamos por su pasión por el deporte sus ojos se iluminaron. Reveló que
todo comenzó con el ping pong, en el Centro de Profesionales. Pero una vez el
Dr. José Elías (Chelías) Curiel lo invitó a jugar un juego más caroreño. Se
trataba de la ‘zorra’, que no es más que béisbol, pero con un solo equipo.
“Yo no
tenía idea de eso. Cuando pude dar un batazo, salí corriendo por tercera y
todos se reían. ¿Qué se podía esperar de un italiano? Pero cuando aprendí y
comencé a jugar softbol, les pichaba y bateaba, y yo solo les ganaba los juegos”,
dijo entre carcajadas.
Añade que
así fue tomándole cariño al deporte en general. Se involucraba en todos los
eventos y ayuda cómo podía. Y tanta fue su participación que un día lo
nombraron Comisionado del Instituto Nacional del Deporte (IND). Lo que fue una
gran sorpresa, porque él no era político. Aunque poco después, la gobernadora
Dori Parra de Orellana habría girado instrucciones a Pedro Domingo Oropeza,
para acercarlo a AD. Ya no podía pasar desapercibido en aquel mundo.
Desde este
cargo se dedicó a fundar todas las ligas. De esta forma,le dabaal deporte local
el estatus federativo del que carecía hasta entonces. Pero no todo fue de
perlas. No tenían transporte ni canchas. Tampoco había recursos para el debido
equipamiento.
El tiro al blanco y su encuentro con CAP
En estas
lides, Livio se traslada a Barquisimeto, donde se desarrollaba una competencia de
tiro.
“Allí nos
topamos con un oficial del Ejército que quería competir. Pero el director del
polígono se lo impedía, ya que su pistola era de calibre 9 mm. Mientras que el
resto de participantes los hacíamos con armas olímpicas (22 mm). La cuestión
era que su arma hacía un sonido mayor y podía desconcentrar a los demás tiradores.
Entonces yo hablé con director del polígono y le convencí dedejarle participar,
adjudicándole la última cancha. Y así se hizo”, precisó Livio, quien además se
trajo para su casa el trofeo de subcampeón. ¿El militar? Este no tuvo tanta
suerte; omejor dicho, tanta puntería.
Poco
después, estando Livio en la Plaza Bolívar se le acerca un capitán. Este,
visiblemente sorprendido, le pregunta qué hacía allí. “¡Cosas de Dios!, era el
militar del polígono. Entonces yo le respondí que el extraño allí era él,
porque yo era de Carora”.
Resulta que
el oficial era de la Casa Militar. Estaba allí coordinando la visita que el
Presidente Calos Andrés Pérez haría próximamente a la ciudad.
- “¿Te
gustaría hablar con él?” -preguntó el capitán.
- “Por
supuesto”, -respondió Livio, esta vez aún con mejor puntería.
Como estaba
previsto, CAP llegó la semana siguiente. El Presidente atendió a un número
selecto de personalidades políticas y de la sociedad civil. Sí, en la lista
destacaba un nombre: Livio Martinengo. Nadie se los explicaba. Incluso hoy,
tantos años después, para el propio Livio sigue pareciendo un sueño.
La reunión
fue en la Casa Amarilla, donde para ese momento funcionaba la Prefectura, a
cargo de Telmo Mendoza. La entra estaba flanqueada por los adecos más
relevantes del momento. Entre estos, recuerda a Don Adolfo Álvarez y a Elbano
Segundo Romero. Allí esperó hasta que se oyó una voz decir: “que pase Livio
Martinengo”.
Describe
que una vez en el salón, vio al Presidente sentado de la manera más humilde en
una pequeña mesa. Lo acompañaban la gobernadora, Doña Dori Parra de Orellana; y
el prefecto, Telmo Mendoza.
- “Buenos
días. Pase joven y tome asiento, -le dijo el propio CAP, para luego preguntarle-:
¿qué lo trae por ahí?”
- “Presidente,
yo estoy al frente de la Asociación de Comerciantes de Carora y, con mucha
pena, debo decirle que este gobiernole debe a la carnicería que está justo aquí
abajo, deMey Chirinos, más de 60 mil bolívares”.
Dicho
comerciante era quien suministraba al gobierno la carne para los comedores
públicos y al del hospital de Carora. Era esta una cantidad de dinero
gigantesca para la época, que amenazaba con quebrar a este establecimiento
local.
CAP volteó
hacia la gobernadora y le preguntó si dicha información era cierta, lo que esta
confirmó. “Ella trató de justificar la deuda,alegando demoras en el situado constitucional.
Pero el Presidente la cortó inmediatamente, calificando de injusta tal
situación y exigiéndole que se pusiera al día con el comerciante inmediatamente”,
precisó nuestro entrevistado.
Pero la
audiencia de Livio con CAP estaba lejos de terminar. Una vez conseguido el pago
de la deuda, pasó a contarle que también era el fundador del Cuerpo de
Bomberos.
Han pasado
más de cuatro décadas y Livio no olvida la reacción del Presidente.
“¡También!”, habría gritado con jocosidad el tachirense que, para ese momento,
dirigía los destinos de la Nación.
- “Sí,
Presidente, -respondió con humildad-. La cuestión es que no tenemos nada.
Imagínese que hace poco se prendió un incendio en la Casa de la Cultura y
tuvimos que apagarlo con unos baldes”.
Livio sabía
que había atinado en el corazón de aquel hombre. Y tenía razón. Esto lo
confirmó cuando se comprometió en enviarle un carro bomba. Luego se atrevió a
decirle que también era Comisionado del IND, pero que el deporte necesitaba de
recursos. Otro “¡También!”volvió a sacudir la vieja casa de barro y madera.
- “Sr.
Presidente, en días pasados inauguramos un campeonato de béisbol con
participación mayoritaria de campesinos. Esto fue en Quebrada Arriba, con 18
equipos y más de 360 jugadores. Todos uniformados”.
Recuerda
Livio cómo se iluminó el rostro de CAP en aquel momento. “Definitivamente amaba
al pueblo, en especial a los campesinos”, comentó con orgullo.
En ese
punto, el dirigente deportivo le dijo que requerían alumbrado para el estadio
de Carora. Y por supuesto que también consiguió el compromiso del Presidente
para esta nueva empresa.
Además,
Livio se atrevió a pedirle un autobús para los atletas torrenses. Sobre este
caso, delegó la responsabilidad en la gobernadora, quien pronto cumplió con el
requisito del Presidente.
“A los
días, Doña Dori me entregó 20 mil bolívares. Con ellos me fui a la Ford y los
entregué como inicial de un autobús de 26 puestos. Me dijeron que no le fiaban
al Gobierno sino a mí. Yo acepté y firmé las letras. Lo extraño es que me
peguntaron a nombre de quién iba a poner el autobús. ‘Pues de quién más, del
IND’, les respondí, y así se hizo, aunque quedaron extrañados, como si yo fuera
de otro mundo”.
Respecto al
alumbrado del estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Carora, Livio añadió otra
anécdota. Resulta que días después de la visita de CAP a esta ciudad, recibió
una llamada del Director de Mindurdel estado Lara. Este funcionario le increpó,
porque se enteró de que estaba diciendo que el Presidente Pérez la iba a poner
la luz al estadio.
“Mire, no
siga diciendo eso, porque el Presidente no le pone la luz a nadie. Para eso estamos
nosotros y no hemos recibido ninguna orden superior”, le dijo el funcionario en
tono elevado.
“Creo que
pensó –dijo Livio- que yo era un loco de pueblo que me estaba imaginando todo.
Así que no le respondí nada y esperé. Entonces, una tarde llego a casa y mi
esposa me cuenta que me llamaron de Caracas. Como habían dejado un número, les
llamé de vuela y me respondieron que hablaban en nombre del Presidente. Me
informaron que ya estaba aprobado el presupuesto para las torres de alumbrado.
Eran 900 mil bolívares, dispuestos por el Ministerio de la Juventud. Pero,
además, ya se había designado la compañía que ejecutaría la obra. Esta llegaría
en los próximos días con la orden de hablar conmigo, antes de nada. Así fue, y
pronto iniciaron los trabajos. Aparte, tenían instrucciones de sembrar la
grama. Pero les dije que como no teníamos un sistema de
riego, esa grama se perdería. Por esta razón se vieron obligados a construir un
tanque de 80 mil litros, con bombas y aspersores”.
Por esos
mismos días, el Comisionado de Deporte del Tocuyo aseguraba que a ellos también
le iluminarían su estadio. Pero en Barquisimeto comenzaron las bromas, que
nunca faltan. Así que le decían que el problema era que él había hablado con la
gobernadora, en tanto que un musiú de Carora lo había hecho con el mismísimo
Presidente. De tal manera, Livio también es uno de los pocos políticos locales
que les ha ganado un pulso a sus parestocuyanos.
Su despedida
Entre CAP y
Livio se formó un vínculo de amistad. Así que cuando el Presidente visitaba la
ciudad, él siempre era un invitado especial. Ya para finalizar, nuestro
entrevistado nos habló de la última vez que vio a amigo. Le habían dado el
beneficio de casa por cárcel. Hasta allá fue junto a Pedro Domingo Oropeza, Ada
de Pérez y Nelly Guerra. Recuerda la sencillez de aquel hombre, atendiéndoles
personalmente. “Lo más triste es que fue una traición. Pero su muerte ha
servido para reivindicarlo. Murió en la pobreza y por tanto hubo que recaudar
dinero para poder repatriar su cadáver. Fue un hombre a carta cabal, de palabra
y guapo. Por eso supo enfrentar a los golpistas cuando quisieron matar a su
familia. Hoy, por él hablan sus obras, más allá de su muerte. Así que, sin
dudas, hay muchos motivos para recordarlo, y el centenario de su nacimiento es
oportuno para esto”.
Cuando nos
fuimos, todos nos llevamos algo de esta entrevista. Zulay, Florimar y Armando
no podían ocultar su emoción. Díasdespués, aún pervive en mi mente un fresco
olor a albahaca. Aunque en su jardín también hay laurel y olivo. ¿Gerson? Él
era el más contento, porque conoce desde siempre la talla de líder de su amigo
Livio. Lamentablemente, quedaron muchas anécdotas en el tintero. Ci rivedremo,
mi estimado musiú.
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