Conocimiento, es lo que el hombre necesita para lograr una vida decente y de progreso. Sin educación no hay desarrollo posible. Un país que quiera ser parte del primer mundo, debe comenzar por impartir conocimiento en todas las estructuras de su sociedad.
Para lograr este cometido resulta imperioso tener un ejército de docentes para lograr vencer la batalla ante la pobreza, la vida fácil y los falsos valores.
Para lograr enseñar a vivir se debe vivir bien, es imposible para poder ser buen maestro, decir una cosa y hacer otra.
Shora pregunto: ¿Cómo vive un maestro bien, si no gana lo suficiente para mantenerse, cómo explica el rol de la familia si no la puede mantener con su esfuerzo, imaginan ustedes cómo se sienten los maestros jubilados después de dar su vida, enseñando todo lo que saben para tener este triste final, qué puede aspirar un joven o una joven maestra al ejercer la digna profesión que escogió?
El silencio cuando se ejerce desde la convicción suele ser ensordecedor. Desde hace mucho tiempo atrás, esos señores en toda la extención de la palabra, esos seres dedicados a trasmitir conocimientos, vienen soportando callados las implacables necesidades a las cuales los tiene sometido el régimen con un salario indigno.
Pero, gracias a la conciencia de muchos padres y representantes, algunos de ellos han podido seguir cumpliendo, la difícil tarea de llevarse un bocado a la boca.
En sociedades justas y equilibradas como la de Japón, los educadores son referentes de respeto, tanto así, que ellos son los únicos que no hacen reverencia al emperador, porque son considerados maestros.
En nuestro país, no se reconocen así y les pagamos de la peor manera posible. Sin embargo, en estos últimos días, nuestros maestros han salido a la calle y se han convertido en símbolo de valentía porque todos los empleados públicos están igual, mal pagados, pero no salen.
El movimiento del magisterio cuenta con el apoyo de la sociedad y se han mantenido en la calle. Ellos exigen su pago de una manera decente y representativa. Los policías, quienes a veces no sabemos a quien van, en estás manifestaciones, curiosamente no hacen el mismo papel contra nuestros formantes, recordemos que ganan lo mismo. Saben que es un reclamo legítimo y eso tiene su peso aún.
Todos conocemos a los maestros y sabemos que ellos, ademas de nuestro respeto, merecen todo el apoyo. Ellos, sin quererlo y gracias al querer hacer público y notorio su descontento, representan la indignación de un pueblo. Son ellos el fiel reflejo que no todo está arreglado y que hay muchas tareas pendientes, en cuanto a reivindicaciones sociales en Venezuela.
Esta valentía del maestro venezolano debe ser emulado por todos los sectores de la sociedad. Son fiel muestra de la unidad que tanto anhelamos en el ámbito político.
Cualquier maestro de los presentes en las marchas que se han realizado últimamente, tiene mayor credibilidad que reconocidos líderes.
Esta esencia es la que debe llevar el candidato que quiera derrocar esta forma de gobernar, necesitamos a alguien que entienda que se quiere salir de esto ya, después vemos cómo debería ser el reacomodo. Pero, para ganar elecciones necesitamos ser un solo bloque, con todas estas ganas de cambio acumuladas, sin olvidar que debemos exigir nuestros derechos y cumplir nuestros deberes.
A pesar de los pesares, no todo está perdido, los maestros siguen ejerciendo su carrera, están formando país. Nuestro himno nacional reza, "seguid el ejemplo que Caracas dió". Ahora nos toca a nosotros, seguir el ejemplo de estos dignos señores.
¡Gracias por tanto, maestros!
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
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