Enrique Meléndez.-
Esta Cumbre internacional sobre Venezuela, que se llevó a cabo días atrás en Bogotá, arrancó desde un principio con mal pie, si tomamos en cuenta que a la misma no fue invitado Juan Guaidó, como él mismo lo demostró, a propósito de su aparición en Colombia, en forma clandestina, según las autoridades de ese país, y su expulsión inmediata de su territorio; lo que habla de un desconocimiento de la realidad venezolana; puesto que, con independencia de que la oposición esté representada allí, también Juan Guaidó ha sido una parte importante de esa realidad, en lo que atañe a la resistencia a esta tiranía, y si de verdad se quieren aclarar las aguas turbulentas de dicha realidad, ha debido ser invitado, al menos para sellar la paz entre las partes; cuando no, ignorada su presencia en suelo bogotano que, por lo demás, forma parte de su protagonismo, en lo que se refiere a su liderazgo; que más que valiente, resulta temerario, como en este caso. Lo que habla de un despropósito; llamado, como se ha dicho, a lavarle la cara a Nicolás Maduro, puesto que a él sí se le reconoce.
Lo mismo que tampoco fue tomada en cuenta María Corina Machado, que se ha convertido en un verdadero fenómeno político, para formar parte de dicha representación opositora; cuando, por lo demás, algunos integrantes de la misma han sido muy cuestionados por la opinión pública; algunos son señalados de formar parte del “Alacranato” de la oposición, con independencia de que sea verdad o no lo que se dice de ellos, en especial, acerca de los señalamientos, que se hacen en torno a lo que ha sido la administración de la ayuda humanitaria en manos, sobre todo, del G-4; que es donde ha marcado la diferencia la señora Machado, y lo que explica que a esta altura la ciudadanía venezolana se identifique con ella. No solicitarle un representante, es mirar por un solo lado.
Es decir, esta conferencia ya vista así, parte de unas premisas falsas, para llegar a una conclusión que le conviene a un sector del mundo, a propósito de los intereses que se mueven detrás, de lo que sería “el negocio Venezuela”; sobre todo, su petróleo. No hay que pasar por alto que priva una gran sed de petróleo en el mundo entero, y Venezuela, además de poseer unas de las reservas más grandes del mundo, no ofrece el peligro, que sí representa un país como Rusia, gobernado por un esquizofrénico, que amenaza con estallar al mundo, a partir de su arsenal atómico; perdido como se encuentra en esa guerra de su país contra Ucrania; aparte de los otros recursos, que se mueven detrás de dicho “negocio Venezuela”: Arco Minero, narcotráfico; en especial, esto último, tomando en cuenta el papel que ha venido jugando nuestro país, en ese sentido, de territorio puente del tráfico de drogas hacia los EEUU y Europa; que es lo que va con el discurso de Gustavo Petro, a favor de la legalización de las drogas, y aquí uno diría que esta conferencia, con independencia de que sea relativa al caso Venezuela, está llamada a ser el primer paso, que va a dar este señor, a ese respecto, y por aquí comienza su discurso; por formular un paralelismo entre petróleo y cocaína: ¿cuál de los dos hace más daño?
Por supuesto, también busca un reacomodo de las situaciones, que se derivan del caso Venezuela; que no se resuelven sino por la vía de un cambio de gobierno, y que, al parecer, es lo que hace que haya un conglomerado de países, que estén presentes en esta conferencia de Bogotá; pensando en que se llegue a un acuerdo, en ese sentido, y que vendría dado por la vía de un adelantamiento de las elecciones; en unas condiciones justas y con observación internacional, es decir, lo que pide la señora Machado, por ejemplo; lo cual sabe Petro que el gobierno de Nicolás Maduro no las va a ofrecer; puesto que esta gente no está dispuesta a ceder el poder, como lo ha demostrado, con respecto al hecho, de que al plantearse, que esta conferencia pudiera ser continuada en México, con motivo de los diálogos, que estaría planteados; ha respondido que eso queda supeditado; primero, al levantamiento de todas las sanciones; segundo, a que le entreguen los 3 mil 200 millones de dólares, que están pendientes de los acuerdos; liberación de Alex Saab. Además, hay un agregado a última hora, y es que se solicita, asimismo, que sea paralizado el proceso que se sigue en la CPI contra Maduro. En efecto, ellos saben que esas solicitudes no están en manos de la oposición resolverlas; pero lo alegan, porque lo hacen para ganar tiempo.
Digo que Petro parte de unas premisas falsas; porque sólo culpa de la situación de crisis humanitaria, que sufre nuestro país, a las sanciones económicas, y obvia el carácter tiránico de un régimen, que no respetó ni garantías económicas ni garantías jurídicas y, en ese sentido, quebró el aparato productivo del país. Petro se asombra de la cantidad de venezolanos, que han emigrado hoy hacia Colombia; obvia que, según los datos de Conindustria, de más de diez mil industrias, que estaban establecidas en el país para el año 1999, apenas quedan unas dos mil; de modo que esos millones de venezolanos, que hoy en día forman parte de nuestra diáspora, constituía el personal de esas empresas, que tuvieron que cerrar por falta de consumo; teniendo presente que la recesión económica ha disminuido el ingreso del venezolano, y a esta gente no le quedó más remedio, que huir del país; Petro le pasa por encima a la Ley de Rescate de Tierras Ociosas, por medio de la cual se expropiaron millones de hectáreas de tierras, en plena producción agrícola; tomadas por invasores profesionales; que a la larga fueron abandonadas, y que hoy en día han sido invadidas por la maleza; como obvia algo que no se ha dejado de hacer notar, y es que no ha liberado ningún preso político; que es lo primero que tiene que hacer; con lo cual propiciaría un clima de verdadero entendimiento democrático; previo a unas elecciones libres, universales y con observación internacional; que no se sabe si habrán.
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